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Espera antes de shinsha |
Shin-Zen-Bi
Shin, Zen, Bi. Verdad, bondad y belleza, valores definidos como primarios de la realidad, son también los valores máximos del Kyudo, arte marcial Japonés que desde hace unos años se ha convertido en el sendero que intento recorrer con la mayor dignidad que puedo. Un hallazgo que marco en mi vida un importante hito, difícil de explicar pero que apareció en el momento justo, como sucede con las cosas que uno realmente desea.
martes, 13 de septiembre de 2011
Reflexiones
lunes, 12 de septiembre de 2011
Fotografía
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Fotografía de Fiona Mettini |
http://www.fionamettini.com/albumes-digitales/#
martes, 15 de junio de 2010
sábado, 6 de marzo de 2010
Disciplina y Kyudo

Hoy he asistido a un concierto de la coral donde mi hija pequeña canta desde hace ya mas de 10 años, y me ha gustado claro, como siempre, me gusta la música y sobre todo me gustan las corales. Me preguntaba mientras la escuchaba que me fascina de una coral, busque analogías con otras actividades que me gustan y llegue a la conclusión que es la disciplina.
Disciplina… que palabra mas difícil de pronunciar en publico y en estos tiempos actuales, donde lo que priva es el “ir por libre” como ahora se dice, la disciplina lleva tanto tiempo siendo utilizada como un signo de poder, de autoritarismo, de enseñanza mal interpretada, de imposición de acciones, del conjunto de normas enfocadas a subjugar al individuo…. Pero en una coral, en una orquesta, en una banda de jazz, en la escuela, en la educación y en tantísimas actividades, una de las cosas que hace que todo funcione bien y haya armonía es la disciplina.
Las corales son instrumentos vocales, disciplinados, es decir educados para sonar como un elemento único guiado por su director, no hay sopranos, ni tenores, ni contraaltos que destaquen sobre el grupo, si lo desean se hacen solistas y a otra cosa. En una coral es el conjunto lo que importa y el conjunto esta disciplinado, al igual que los shareis de Kyudo, lo importante es el grupo, su armonia, y su comportamiento como una unidad.
En Kyudo siempre se suele hablar de los valores “bonitos”, verdad, belleza, cortesía, respeto, pero es raro encontrar referencias a la palabra disciplina. Sin embargo esta claro que el Kyudo es una disciplina, en el manual de Kyudo Vol. I disciplina esta presente en varias e importantes definiciones del Kyudo.
Disciplina, parece ser que proviene de discípulo, es decir del que quiere aprender, sin embargo casi todos los problemas que he visto en el mundo del Kyudo, han sido por falta de disciplina. Claro, para ser discípulo se necesita maestro y aceptar a alguien como maestro… es bastante complicado, no nos gusta, todos somos autosuficientes y como máximo nos autodisciplinamos…para que aprender de alguien, al que podemos cuestionar por cualquier acción que nos moleste, mi “ego “ tiene razones siempre para cuestionar, pero nunca nos paramos a pensar que el maestro, al igual que un padre, intenta con una disciplina correcta conseguir un fin, que no debe ser otro que buscar el correcto desarrollo de las actitudes del aprendiz, del discípulo, del alumno o del hijo.
Pero para esto hay que suponer que el maestro esta guiado por buenos propósitos, actitudes rectas y valores correctos… y porque no ¡¡…. Si cuestionamos esto, la disciplina no tiene sentido, sin maestro no hay discípulo ni disciplina, ni actividad…..solo el mundo militar y algún otro tienen establecida la disciplina por la jerarquía y la estructura de mandos, aceptar la disciplina en una actividad libremente elegida, es hacer un esfuerzo extra, es pensar que realmente hay valores a aprender y que están encaminados a conseguir un buen fin, un buen desarrollo del discípulo en la actividad que sea.
Claro que esto es una visión mía utópica, vamos…casi un imposible, si no, el mundo seria una maravilla y dejaría de ser la pésima realidad que es, todos tenemos y transmitimos errores, somos humanos.
A pesar de todo, de las imperfecciones de los maestros, de los profesores, de los alumnos, yo seguiré intentando ejercer y aceptar la disciplina en mi entorno, y admirar la disciplina de las voces cantando, la armonía en las aulas, la armonía del Kyudo, y de muchas otras actividades que a través de la disciplina bien ejercida y bien aceptada, no dejan de transmitir sino belleza, bondad y verdad, cosas que escasean …. o por lo menos son difíciles de encontrar, pero que cuando se encuentran satisfacen.
domingo, 25 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Mirando atrás

Resulta inevitable a veces mirar atrás, 10 años son pocos años pero han pasado muchas cosas en este periodo, en la vida y en mi Kyudo.
Jordi y Francisca nos impartieron en un curso las primeras nociones de Kyudo, fue una suerte contar con ellos, Jordi con sus enormes conocimientos del Budo, de la vida y con su gran humor, Francisca con esa fortaleza que transmite su pequeña figura, con la seriedad en la práctica, con su buen hacer. Jordi era 2º dan, Francisca todavía mudan, para nosotros lo mas maravilloso que habíamos visto.
Cuando fuimos al primer curso en Barcelona, asistimos realmente a una práctica de Kyudo común, conocimos a mucha gente de la asociación y vimos por primera vez a gente con grado en Kyudo y a un sensei.
Para nosotros todo esplendido, ávidos por aprender, el curso resulto una experiencia inolvidable estábamos formados durante el saludo en la ultima fila, como buenos principiantes que éramos.
Este año 2009, en el mismo curso, estábamos en la primera fila….me dio que pensar y lo comente con Francisca.
¡Cuantas cosas han cambiado en 10 años!, algunos desgraciadamente han muerto, otros simplemente cambiaron de residencia y otros abandonaron la práctica del Kyudo, esto es normal, pero lo que mas ha cambiado es mi percepción del Kyudo y de muchas personas que practican Kyudo.
Durante estos años he salido y me he desplazado bastante para asistir a cursos y seminarios por Europa, lo que me ha permitido conocer mucha gente, algunos senseis, y a casi todo el Shogo europeo. En los seminarios de Japón también a algunos senseis japoneses, es evidente que conocer y profundizar en la práctica, salir y desplazarme me ha dado una visión más amplia y mejor del Kyudo, ¡cuantas cosas y opiniones han cambiado en mi interior!, en mi visión de cómo el Kyudo es entendido por muchos y las razones que los mueven para su práctica, algunas muy relacionadas con el ego, otras por una razón que no acierto a entender, como si practicar Kyudo fuese igual que practicar equitación o esgrima una actividad lúdica o deportiva. No debería ser así, pero las verdades absolutas no existen, y cada cual se aplica el cuento como le viene bien, supongo que yo incluido.
Otros muchos mantienen intactas sus actitudes y su buen hacer en el Kyudo, no han cambiado nada y tienen una idea clara de lo que el Kyudo representa, continúan en el camino.
Son solo reflexiones de 10 años de práctica, supongo que cuando lleve 20 años quizá tenga otra visión, aunque no lo creo, una vez asentados los principios del Kyudo, de saber lo que es importante y lo que no, saber que el Kyudo es Budo y saber que es lo “espiritual” que hay en él, no debe haber cambios importantes, las personas claro que cambiarán, desparecerán unas y vendrán otras, habrá senseis mas simpáticos o mas antipáticos, pero eso no es importante, la vía del Kyudo debe estar por encima de eso, si uno no es capaz de convivir con las diferencias, no es capaz de vivir consigo mismo, en el fondo somos una contradicción permanente.
En otro aniversario cualquiera, me pararé y volveré a mirar atrás, espero ver solo camino recorrido y gente caminando, será una buena señal.
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domingo, 11 de octubre de 2009
Kyudo es vivir

“Kyudo is life”. Escuche esta frase por primera vez, hace relativamente poco tiempo, dos años, fue durante la visita de un practicante de Kyudo que vino a nuestro dojo desde Japón, Josi, Kyudojin 5º dan y buen practicante de Yoga.
Durante una práctica habitual en el dojo, se sentó y cogiendo el Yumi, pronuncio esa frase, fue la introducción a su enseñanza del Kyudo ese día, no me acuerdo muy bien del resto de la explicación, quizá porque no dijo demasiadas cosas interesantes, pero esa frase que no había oído nunca, resulto motivo de reflexión para mi, me dio por pensar en su sentido.
Es una vieja frase o dicho japonés muy repetido y está escrito en el Kyudo manual Vol. I. pero está como de pasada, como una cita que sirve para recapacitar y reforzar las enseñanzas del Kyudo.
En el Kyudo Manual, dice “Kyudo es Vida” (Sha Soku Jinsei) o “Kyudo es Vivir” (Sha Soku Seikatsu)” son traducciones, pero el sentido de las dos frases es claro, Kyudo es de alguna forma la vida.
Mi amiga Karin, siempre dice que el Kyudo es un pequeño universo donde se pueden encontrar casi todas las cosas que suceden en la vida y donde se puede, desde su simplicidad aparente, aprender virtudes, corregir defectos, autoconocerse, encontrase e intentar cultivar nuestras vidas. Tiene toda la razón, en el Kyudo se aprende vida.
Ese es el fin del Kyudo, aprender y trasladar esas vivencias a la vida cotidiana, a la vida fuera del Kyudo. Es lo mas importante del aprendizaje, si no, no sirve para nada, tirar flechas, hacer bonitas coreografías y movimientos, son ejercicios vacíos, estéticamente bellos pero carentes de interés para mí, aquí no hay metas que conseguir, medallas que ganar, ni objetivos a alcanzar, en un camino sin fin y sin esperanza, no va a ninguna parte. Creo desgraciadamente que el Kyudo actual en Europa tiene mucho de búsqueda estética y cada vez menos de búsqueda interior y de fuente de valores, dejará de ser interesante.
Decía Nietzsche que la esperanza es un mal del hombre, solo atormenta la mente, en Kyudo es igual, es como en la vida, cuando menos expectativas tengamos mejor, el camino es aprender sin desear, sin esperar conseguir.
En esta existencia la muerte es la realidad ultima, allí acaba nuestra vida y si continuamos en la vía también acaba el Kyudo, ya no nos servirá de nada el arco, ni las flechas, ni la ley del tiro, ni los grados, ni toda la literatura que hayamos leído sobre el Kyudo, ni realmente sobre cualquier cosa, Si la muerte no es súbita, llegaremos casi desnudos, solo con lo que hayamos vivido, aprendido e interiorizado, ese será el momento de nuestro ultimo examen ya no hay más pruebas a pasar, es la definitiva y deberíamos estar preparados para afrontarla con el mejor espíritu.
El Kyudo es la vida y ésta un día inexorablemente termina, pero lo aprendido por el camino, lo vivido, habrá sido lo realmente interesante.
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miércoles, 26 de agosto de 2009
El Dojo
Dojo es el lugar “de la vía” del Camino, el sitio donde practicamos Kyudo. El termino Dojo es utilizado comúnmente en el mundo de las artes marciales, de algunas actividades de Japón, del budismo y de la práctica del Zen, pero entender que es un dojo a veces no es tan fácil.
Generalmente en Japón, los dojos son lugares fijos, son lugares establecidos y que ya contienen todo lo que un dojo tiene que tener, hablo de su contenido físico o espacial, es decir Kamiza, Shimoza, Shinden etc. Pero en occidente y más en nuestro caso, los dojos se suelen montar y desmontar, o son lugares compartidos con otras actividades que nada tienen que ver con un “camino”. Esto hace más difícil cambiar nuestro pensamiento y convertir de manera automática, por ejemplo, un polideportivo en un dojo y adoptar las reglas que en un dojo deben ser respetadas por todos.
Existen listas de cosas correctas e incorrectas en un dojo, sobre el sensei, los miembros del dojo, los comportamientos de respeto, lo prohibido y lo permitido, pero hacer listas siempre es añadir cosas innecesarias u omitir cosas importantes, creo que un dojo debe de funcionar sin listados, solo con la comprensión de lo que un dojo representa y la aceptación de que el respeto y la etiqueta son las únicas reglas a aplicar, todo lo demás debería ser sencillo, me gusta la descripción que Onuma sensei Hanshi 9º dan hace de un dojo de Kyudo:
“Un Dojo de Kyudo puede ser sencillo o grandioso, cualquier sitio con una diana colocada ante de un montón de suciedad, o un complejo hecho en un santuario o un templo.
Pero tamaño y diferencias arquitectónicas aparte, todo verdadero Dojo de Kyudo tiene una cosa en común: No es simplemente un lugar donde disparar flechas; Son lugares para contemplar la condición verdadera de uno mismo (del “yo”). Consecuentemente, en el momento en que entramos caminando en el Dojo debemos estar preparados para dejar atrás nuestras preocupaciones mundanas y entrar en un serio estudio.
El Dojo es un lugar de encuentro para personas con valores comunes y un propósito común. Por consiguiente, cualquiera que entre en el Dojo se adhiere a un estándar común de comportamiento basado en el respeto, la armonía, y la simple etiqueta.”
Ya sobran los listados de que hacer cuando se llega, cuando se monta el dojo, cuando se termina la práctica, de quien hace tal o cual cosa… el dojo es un lugar común donde se práctica un propósito común, si esto se realiza con el debido respeto a los demás y manteniendo la cortesía y la etiqueta que el sentido común ya debería dar, pertenecer o practicar en un dojo debería ser tarea fácil.
Pero siempre veo en muchos dojos demasiado relax, la gente se despista, se marcha, va y viene con alguna buena excusa, descansa porque la práctica le cansa y a la hora de trabajar hay siempre caras que miran hacia otro lado, esto son comportamientos incorrectos.
Quizá habría que retomar la vieja costumbre japonesa de limpiar el dojo antes y después de la práctica, esta limpieza era realizada por todos los miembros del dojo y eso refuerza la idea de que un dojo es el lugar común, el lugar de todos, y que todos, deben mantenerlo y cuidarlo, no es solo obligación de los que enseñan o del dojo cho.
El dojo no es un gimnasio, donde uno paga y se marcha, donde “en el precio” va todo incluido, en un dojo no hay nada incluido se debe soportar y mantener por todos los que practican el Camino.
domingo, 12 de abril de 2009
Kyudo y Budo

El camino del Guerrero, del Samurai, ya no tiene actualmente el sentido de actividad preparatoria para la guerra, pero el Budo recoge muchos de los aspectos de ese camino y ahí sí que hay Zen, hay momento, hay ahora, hay calma mental, se habla de Ki, de suki, de honor, de consciencia, de actitud interior, de concentración, de espíritu, de muchas característica y virtudes interesantes aplicables a la vida.
Ha cambiado el campo de batalla, ahora el lugar del combate es la vida cotidiana, donde hay conflictos, discusiones, situaciones que requieren de un buen espíritu y de una correcta actitud, ser justo es difícil en la actualidad, y también difícil de definir el término “justo”, todos tenemos interpretaciones diferentes, aunque yo creo con que ser justo, es decidir de acuerdo a unos principios de los que no tenga uno que sentir vergüenza de lo que ha hecho, o saber que no ha actuado incorrectamente y no ha cumplido reglas o acuerdos sociales por motivos poco limpios.
Dice Taisen Deshimaru que “el Zen y el Do (la vía) se mezclan en armonía. Por eso casi todos los grandes maestros Zen hablan de DO y no de Zen”.
martes, 10 de marzo de 2009
El camino del Kyudo

Si voy a una librería, siempre me resulta curioso ver el apartado o la zona dedicada a los libros “esotéricos”, generalmente llenos de gran cantidad de filosofías, caminos iniciáticos, métodos curativos, salud, religiones conocidas y desconocidas, chamanes, libros de cómo ser feliz y vivir la vida plena, etc. La gama es tan extensa como el librero quiera, ni te cuento si ya entras en una librería “especializada” en el tema, para aburrir.
Y la verdad es que me aburre, intento evitar siempre que puedo esas áreas, creo que están llenas de basura literaria, libros que repiten hasta la saciedad tópicos y que cuando los lees o son tontos o incomprensibles, hay excepciones claro pero son rarezas.
Pero mi reflexión, vuelve al Kyudo, mi camino, lo demás en este caso no me interesa.
Cuando empecé a practicar Kyudo, lo hice de manera casual, atraído por una actividad que me gustaba sin saber muy bien porque, quizás su sencillez y belleza estética dejan entrever algo que yo no alcanzo a concretar, pero si lo hace mi inconsciente, o tal vez no, es igual.
Empecé “el camino” del Kyudo, un aprendizaje sin literatura, sencillo que me interesaba y gustaba aprender, me preguntaba a menudo porque practicaba Kyudo, una vieja pregunta obligada que te hacen en los exámenes de grado, y no otra actividad de las muchas que hay por este mundo.
Yo a día de hoy sigo sin saber con certeza porque empecé a practicar Kyudo, pero tampoco me importa demasiado, lo que ahora sé es porque sigo practicando Kyudo y eso si es importante.
Todos tenemos curiosidad existencial, necesitamos conocernos algo más, investigar en nosotros mismos, descubrirnos un poco y eso se puede conseguir en la vida habitual, en el “camino de la vida”, pero a veces no es suficiente, la vida cotidiana es demasiado errática y rápida, no ofrece demasiadas oportunidades para buscar en uno mismo, hay trabajo, problemas, un ritmo de trabajo impuesto y la mayoría de veces algo frenético… malas premisas para intentar investigar en uno mismo, por eso la necesidad de buscar un camino diferente.
El Kyudo es un pequeño universo donde uno se explora, se aisla y medita, es uno de mis caminos, pero no el único, sí el más importante, porque de él, con su sencillez, salen las mejores enseñanzas para mí, que son fácilmente aplicables a mis otros caminos de la vida, todo se vuelve más sencillo, y ese logro es por aprender con el cuerpo y no con el intelecto, leer en abundancia sobre filosofías o caminos iniciáticos en mi caso solo atascan mi cabeza.
En el Kyudo al aprender con el cuerpo, se toma consciencia de él y se aprende a sentir y percibir, sin filosofía, sin intelectualizar nada, sin ir más allá del cuerpo.
Leí que el 90 % de las personas que empiezan a practicar Kyudo lo dejan, no me extraña y lo veo normal, practicar Kyudo ofrece pocas cosas al principio, la belleza e ilusión que atraen al principio se diluyen rápido, en cuanto aparecen las dificultades de enfrentarnos a nuestras limitaciones y ver por delante un camino interminable y sin final.
O’Brien sensei en unas reflexiones que leí lo expresa muy bien:
“En Occidente, tenemos la tradición de ver el intelecto como superior al cuerpo. Incluso aún cuando experiencias superiores lleguen a través de él, se lo sigue viendo simplemente como una herramienta. En las tradiciones orientales ésta división no existe y el cuerpomente se considera un fenómeno total incrustado en la realidad, con igual valor en todas sus partes. Todo se convierte en sagrado. Es muy difícil trasladar estas ideas a Occidente, porque tenemos una particular definición cultural de espiritualidad y conciencia religiosa, e incluso mistificamos una disciplina como el Kyudo con un halo esotérico, o lo tratamos de una manera demasiado utilitaria que niega el abandono a una realidad superior. Mi experiencia en Japón fue que el Kyudojin no habla sobre la filosofía del Kyudo, presumiblemente porque en realidad no hay que hablar sobre ello. La Belleza y la Verdad deben de ser experimentadas en el tiro.”
Estoy en un punto del Kyudo en el que voy entendiendo mejor que estoy haciendo, que compromisos tengo y hacia donde camino.
Voy a seguir por él espero que muchos años, sin abandonar mis otras realidades igualmente placenteras. El más allá no me interesa, a mi lo que realmente me gusta a rabiar es “vivir” y además VIVIR con mayúsculas, de manera divertida, el morir cuando llegue lo acepto, esta en el guión.
martes, 27 de enero de 2009
Organizaciones y Kyudo

Para los que nada saben del Kyudo, le parecerá extraño, incluso para los que lo practican, pero no como un camino, sino como una actividad placentera o como un hobby, les puede sonar raro, pero ha sido así.
Desde que empecé sin saber muy bien el porqué a practicar Kyudo, he dado muchas vueltas, mis pensamientos y reflexiones han ido cambiando, evolucionando, a veces incluso con pensamientos contradictorios, pero poco a poco todo se va ordenando, ¿será la evolución natural del Kyudo?, no lo sé, pero hay algunas cosas que se han afianzado ya en mí. No me gusta emplear la frase “lo tengo claro” porque es difícil tener esa claridad, la frase se suele emplear con mucha alegría y en exceso, pero ahora hay cosas que veo con más claridad.
Una de esas cosas que he aprendido es la poca importancia que tiene en el Kyudo el mundo del asociacionismo o de organizaciones similares, federaciones, clubs, etc…
Intentar meter el Kyudo en una organización que se rige por normas legales, reglas y Asambleas es difícil, no es imposible, de hecho así funciona ya en todo el mundo, pero es bastante complicado.
El Kyudo viene de un mundo de honor, con una organización diferente, El Dojo, El Sensei, los Sempais, la disciplina y los valores, para nada hay leyes escritas, hay algunas reglas, algunas normas que son usuales en la cultura tradicional japonesa y no mucho más.
Al tener que hacer una organización que de al Kyudo legalidad social, aparecen problemas, hay que intentar escribir las normas no escritas, las leyes jamás pronunciadas y especificar las buenas costumbres, eso debería ser poca letra, porque más que leyes son conceptos y difíciles de encofrar en Artículos legales.
Además son de obligado cumplimiento todos los artículos y el modelo de organización que las correspondientes leyes asociacionistas en cada país imponen y eso si que es difícil de conjugar. Son dos mundos aparte.
Pero los problemas que surgen de esa Organización del Kyudo, son interesantes, no siempre agradables, pero aportan aprendizaje y también capacidad de autoanálisis, darse cuenta de cómo le afectan a cada uno sus reacciones, sus enfados, sus obligaciones, su capacidad para decidir. Todo ello no es Kyudo, pero si es vida cotidiana y la vida cotidiana, si está presente en el Kyudo, mejor dicho está presente la actitud deseable en la vida cotidiana, está en el Manual de Kyudo Vol I, se llama Heijōshin, “ la mente ordinaria habitual que se relaciona con las circunstancias de forma calmada y armoniosa” .
Los conflictos también son una valoración de ese estado ideal, yo de momento no lo consigo, me afectan las cosas y a veces me molestan las decisiones que tengo que tomar, tambien me enfado. No como antes, bastante menos, pero es igual que en la práctica cotidiana del Kyudo, surgen las mismas cuestiones, las mismas reacciones y reflexiones pero hay que actuar de la misma forma, sin que sea una barrera que impida evolucionar, es solo como un mal tiro o un mal sharei, se aprende, se olvida y se continua, al fin y al cabo Heijōshin es una meta, y para conseguirla o acercarse lo más posible a ella, solo cabe continuar con la misma actitud con la que realizo mi Kyudo, sin abandono, sin ego, con constancia, con tesón, evitando enfadarme o arrepentirme de lo que he hecho, si lo he hecho con convicción.
Pero eso sí, para intentar conseguir llegar a ello, no hay ni camino fácil ni fácil trabajo, al contrario, hay muchas dificultades, hay que tomar decisiones y decir cosas que a veces no gustan y que además pueden estar equivocadas, pero vivir con todo ello es aprender, importante para después poder desaprender, lo que nunca hay que hacer es abandonar, eso es pararse.
Pero cada uno se para cuando quiere, el camino no es obligatorio.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Sinceridad y Cortesía

Pero yo solo escribo mis reflexiones en este blog sobre Kyudo e intento entender que representan estos valores aplicados a este arte, a este camino.
En el “Kyudo Manual Vol I” encontramos ya en su pagina 9 la primeras referencias a estos concepto "Los aspectos más destacables en Kyudo son dos sinceridad y cortesía”, a lo largo del manual son muchas las ocasiones donde la sinceridad aparece como una virtud imprescindible a conseguir para la correcta práctica y desarrollo del Kyudo.
Reconozco que cuando empecé y lo leía, no le prestaba la debida atención, mis preocupaciones estaban en cosas más próximas, manejar el arco y las flechas con algo de soltura e intentar descubrir como caminar, moverme o simplemente estar de pie con el arco y las flechas de una manera correcta.
La sinceridad y la cortesía al ser conceptos que mi cabeza traducía automáticamente, a valores ya conocidos en la vida, no me preocupaban demasiado, grave error…
Grave error porque la sinceridad, es un concepto habitualmente verbal, uno es verbalmente sincero, dice la verdad, o no y entonces miente. Pero en Kyudo no se habla, en kyudo se tira con un arco y con unas flechas y la sinceridad se debe “evidenciar”… aquí la cosa se complica, ¿que es tirar con sinceridad, tirar con verdad, demostrar la verdad en el tiro?
No creo que nadie que no lleve ya muchos años practicando Kyudo pueda expresar sinceridad en el tiro, de hecho creo que está reservado solo a las personas que han entendido el Kyudo correctamente, han trabajado y han podido desarrollar esa virtud, virtud que es precisamente para mi la “VIRTUD” a la que el Kyudo nos debe conducir.
La cortesía es un poco más sencilla y debe ir siempre guiada por la sinceridad, son inseparables, la cortesía la podemos aplicar sin haber desarrollado la sinceridad, pero será una falsa cortesía, solo un conjunto de normas y formas de etiqueta, que si no son realizadas con la sinceridad como motor de esa cortesía, solo son gestos y comportamientos aparentes, vacíos, pueden funcionar, que duda cabe, pero no es la cortesía que la práctica del Kyudo pretende enseñar.
Yo aun no tengo claros esos conceptos durante mi tiro, durante mi práctica, pero creo que he empezado a entender algo acerca de ellos.
El tiro debe expresar la personalidad y dignidad del arquero, debe de mostrar su espíritu, su serenidad y su pureza de corazón, no debe haber falsedad, doble cara, cuando lo realiza con otros arqueros no debe existir un deseo de sobresalir, de destacar, por el contrario, es el grupo el que debe de recoger la pureza de corazón de cada arquero y reflejar que todos los miembros del grupo, del sharei, han conectado espiritualmente, hay buenos corazones, hay armonía, hay humildad, hay belleza.
La cortesía y la etiqueta, con la sinceridad como valor principal, ya son sencillas, es fácil ser cortes si hay buen corazón y la etiqueta es el respeto hacia los demás, hacia los senseis, hacia las normas, la etiqueta en facil de cumplir si la sinceridad es verdadera.
Es aparentemente fácil, lastima que nuestros corazones suelan estar condicionados por nuestra mente, y ésta es, como dice en su blog Toni Serna, tóxica, tremendamente tóxica y manipuladora del yo. Así inventamos reglas y excusas, reinventamos definiciones con tal de no aceptar lo sencillo, lo simple.
La simplicidad debería ser el motor de nuestras vidas, pero somos rebeldes, nos gusta lo complicado, nos gusta el enfrentamiento, nos gusta la guerra, eso sí, todo siempre disfrazado de falsa cortesía, de falsa sinceridad y si existe, de una etiqueta hecha con reglas solo validas para permitir más discutir que armonizar.
Duro y difícil camino.
viernes, 14 de noviembre de 2008
EL APRENDIZ DE TIRO CON ARCO

- Ha llegado el momento de que practiques tu solo. No lo olvides; el secreto esta en saber tensar y soltar. Ten disciplina, atención y firmeza en la práctica.
Transcurrieron las semanas. Un día, el príncipe soltó una flecha y dio con ella en la diana. Muy contento, fue a visitar a su maestro y se lo contó, pero este le pregunto:
- ¿Has sido totalmente consciente de cómo ha sucedido?
- No, repuso el príncipe, solo ha sucedido.
- Muy bien, dijo el maestro. Ha sucedido. Esa es la primera fase, ahora viene la segunda. Sigue ejercitándote y no te detengas hasta que sepas como ha sucedido. Tensa y suelta, pero con plena conciencia, y así descubrirás como ocurre. Cuando lo explores y lo descubras, lograras ser un buen arquero. Equilibra el arco, tensa y suelta. Deja que suceda, pero a la vez toma conciencia de ello.
El príncipe siguió practicando durante meses. Pasado ese tiempo se reunió con el arquero y le dijo satisfecho:
- Ya se como sucede
- Magnifico, dijo el mentor, ahora viene la tercera fase.
- Pero ¿hay otra fase?
- Si la más importante, es el momento de trasladar a la vida lo que has aprendido con el arco:
- Tensar y soltar, tomar y dejar, asir y abandonar, estirar y aflojar, en suma vivir en armonía, esa es la fase importante.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Lo Imposible
"Un Arquero quiso cazar la Luna.
Noche tras noche, sin descanso, lanzó sus flechas hacia el astro.
Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
Inmutable, siguio lanzando sus flechas.
Nunca cazó la Luna, pero se convirtio en el mejor arquero del mundo."
Alejandro Jodorowsky
Para que pueda surgir lo posible, es preciso
intentar una y otra vez lo imposible.
Hermann Hesse
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lunes, 13 de octubre de 2008
Maai, la armonia en el movimiento

Es el cuerpo el que tiene que “entender”, para poder realizar un Kyudo correcto, hay tantas cosas a modificar en el cuerpo y en la mente, que resulta un trabajo duro, muy duro. Onuma sensei decía “Kyudo, es interminable esfuerzo”, esta frase ya es un tópico en el Kyudo, pero no por tópico, incierto.
Llevo algún tiempo reflexionando sobre el Maai, la armonía de los movimientos. Concepto fácil de leer, fácil de intelectualizar, pero muy difícil de desarrollar y una de las cosas más difíciles de comprender hasta que no se experimenta, es una vivencia.
En uno de los últimos cursos de la AEK, en un Sharei, percibí muy claramente una sensación que hacia tiempo no percibía, la ausencia total de Maai.
Desde que iniciamos el camino del Kyudo, vamos buscando con mayor o menor fortuna esa armonía de los movimientos, torpemente vamos adquiriendo una cierta capacidad para realizarlos con decoro, con una forma correcta, con sinceridad.
Es especialmente difícil trasladar esa armonía a los Shareis, al tiro en conjunto con otras personas y es precisamente ahí, donde se ve un progreso importante en el Kyudo a partir de ciertos años de práctica.
El Maai, no es una armonía “marcial” o un movimiento ejecutado al unísono con otras personas, una danza o unos movimientos mecanizados hasta la perfección, es mucho más, es la armonía que surge de la perfecta conjunción, e implicación de los arqueros que hacen el sharei, no tiene que haber en el grupo ninguna personalidad que quiera sobresalir, ningún ego que quiera resaltar, solo voluntad de trabajar como un arquero único, como un solo cuerpo en el que se tiene que convertir el grupo, ninguna punta, ninguna arista, con el Ki fluyendo de manera armónica, sin interrupciones, sin fisuras….difícil, muy difícil.
Por eso los exámenes de Shogo (profesores o Maestros), son valorados en una gran parte por esa armonía que debe existir entre todos los miembros del grupo, a más alto grado, más evidente debe ser el Maai.
Mi sharei, en el que note la ausencia de armonía, fue delatador e instructivo a la vez, yo estoy acostumbrado a realizar los shareis con mis amigos, o con gente con voluntad de armonía, a veces sale mejor, otras peor, pero siempre hay un intento de armonizar, en ese curso el sharei fue devastador, no había Maai, no había Ki, no existía voluntad, no había nada y realizar un sharei sin Maai, o sin intención de que exista, es una experiencia vacía, desoladora y triste, aunque su ausencia también despierta esa necesidad de reencontrar esa armonía de nuevo, hay muchos más shareis por realizar.
Afortunadamente, al día siguiente y tras realizar un nuevo sharei con otras personas, mi cuerpo entro en una mejor sintonía, ya había desaparecido el vacío, había energía positiva, había grupo, había de nuevo Kyudo, a pesar de su imperfección, este Maai reencontrado fue una de las buenas enseñanzas y alegrías del curso.
domingo, 7 de septiembre de 2008
El Sensei

Al principio ves a los senseis y sempais, como personas que te suministran importante información y a los que puedes ver realizar un Kyudo que para ti es inalcanzable en esos momentos, te enseñan los principios y la forma, te hablan de la etiqueta, del respeto y de los valores que el Kyudo aporta, esta situación es fantástica para el aprendiz y además hay muchos, lo que nos permite cambiar de sensei y sempais según convenga.
He tardado 9 años en aprender algo que debería haber aprendido el primer día, pero que por mi ignorancia y una cierta autosuficiencia era incapaz de ni tan siquiera plantearme, la de la fidelización con quien te enseña la vía, tu sensei.
En Kyudo y en general en el Budo, todos tenemos la tendencia a pensar que al final seremos nosotros mismos los que nos convertiremos en nuestros propios maestros y sacaremos nuestras propias conclusiones, tras analizar y procesar lo aprendido y recogido en cursos, seminarios, prácticas, senseis europeos, senseis japoneses, libros, videos y un largo etcétera, nada más lejos de la realidad.
Es cierto que aprenderemos técnica, conceptos, formas y muchas cosas más, pero el aprendizaje así tiene una carencia importante y supone para mí, un insalvable escollo en el proceso de desarrollo de uno mismo, no enseña a confiar en el sensei, a sincronizar con el, a considerar que él es la persona que, sin interés alguno, te guiará de manera correcta por el camino.
Valores como la honestidad, la confianza, la humildad, el respeto hacia lo que el Kyudo representa, la honradez en las relaciones con los demás y la adecuada interpretación del orgullo propio, son esenciales para tener un buen desarrollo.
Estos valores en el Kyudo, no pueden ser aprendidos de una manera verdadera, sin establecer un autentico vinculo de total confianza con el sensei, él es el que tocará nuestro subconsciente y permitirá una correcta evolución del practicante por el "do" del Kyudo.
En los tiempos actuales resulta bastante difícil, por no decir casi imposible, aceptar lo que acabo de enunciar, todo se cuestiona, todo se justifica, todo tiene interpretaciones personales variadas, todo es relativo y mejorable, puede que sea así, pero para practicar verdaderamente Kyudo creo que ese es el camino correcto.
Eso sí, un verdadero sensei, es alguien con una trayectoria larga, con unos conocimientos del Kyudo profundos, con un grado alto, una persona de honor, con una actitud que deje entrever los valores del Kyudo, de ninguna manera puede ser alguien que se lee un libro, hace unas practicas y se autoproclama sensei, como suele pasar en otras ramas del Budo.
Sep sensei, nos ha transmitido conceptos como “Sunao”, “Issho kenmei”, “Shimbo” e “Isshin” conceptos desconocidos para mi y que además he podido comprobar que no son solo palabras vacías puestas en un papel, sino que son elementos esenciales en la práctica del Kyudo, elementos que deben estar presentes siempre en la actitud del aprendiz, del que desea verdaderamente evolucionar y alcanzar una perfección en el desarrollo del camino.
El Kyudo es japonés, es Budo, está impregnado de cultura japonesa por todas partes, tiene ritos del shintoismo, algunos valores del budismo, una manera de ver las relaciones humanas y sociales particular y una manera concreta de ser enseñado y aprendido, no es cuestionable ni interpretable, es sencillamente así.
La cuestión es que lo practicamos no japoneses, con nuestra visión cultural particular siempre difícil de modificar, con “peros”, con dudas, con tendencia a cuestionarlo todo a elegir lo que nos gusta y lo que no, a mirar de reojo cualquier actitud que nos cree una molestia, esto hace muy difícil aceptar que el sensei con sus virtudes y defectos sea la persona en la que haya que confiar plenamente, pero hacerlo es una muestra de evolución en el Kyudo, no es obediencia ciega, no es esclavitud o servilismo, es respeto, es honor, el sensei por su propia condición ya lo tiene.
Todo lo dicho, evidentemente, no es incompatible con nuestra condición suprema de personas libres que libremente elegimos con quien aprendemos y decidimos si queremos seguir por la vía o no.
domingo, 20 de julio de 2008
Tras el seminario.....
Son palabras que impactan y recuerdan la simplicidad de la actitud que hay que tener en Kyudo.
Los seminarios de Kyudo siempre aportan además de las enseñanzas necesarias para progresar en el Kyudo, algún aprendizaje extra, este fue uno de ellos.
El seminario en Loungborough fue muy interesante y duro, el Kihontai y el Kihon dosa, ocuparon buena parte del curso, yo diría que fueron los temas más importantes de este seminario, pero además y como no podía ser de otra forma, Uozumi sensei nos dijo todo lo que era necesario para pasar de grado, más que para pasar de grado, lo que un 4º dan debe poder realizar.
Las condiciones que nos enunció no son nada fáciles y durante el ensayo previo al examen definitivo, Uozumi sensei debió advertir que los aspirantes a grado andábamos algo tensos o preocupados. Tras esa práctica, Uozumi sensei intento tranquilizarnos con la frase y el ejemplo del Buda y añadio que todo lo que nos había transmitido no es posible aplicarlo de inmediato, necesita su trabajo y su proceso.
“En el examen tirad con Shin”, agrego.
Durante el seminario se había hecho hincapié en ello, SHIN, GYO y SO, los tres conceptos que cultivados llevan a adquirir nobles cualidades de la personalidad. He de reconocer que para mi son conceptos entendibles pero difícilmente enlazables.
Yo diría que más que la armonía, Akiyama sensei muestra la belleza en estado puro.
sábado, 19 de julio de 2008
REI, a propósito de la cortesía.

“Así pues, entre las grandes virtudes del género, lo Bueno, lo Bello, lo Verdadero, lo Justo, buscaríamos en vano una virtud minúscula capaz de producir efectos magníficos. El Bien, si, pero ¿Cómo? ¿de que manera?......”
“La cortesía proporciona la vía de acceso a las realizaciones morales. Como la pequeña puerta de un gran castillo, conduce al otro. ¿Qué dice la cortesía? Le afirma al otro que lo hemos visto. Por lo tanto que él es. Sostener una puerta, practicar el ritual de las formulas, llevar a cabo la lógica de los buenos modales, saber agradecer, acoger, dar, alentar la alegría necesaria en la comunidad mínima –dos- en eso consiste realizar la ética, crear la moral y encarnar los valores. El saber vivir como un saber ser.”
“La civilidad, la delicadeza, la dulzura, la cortesía, la urbanidad, el tacto, la deferencia, la discreción, la amabilidad, la generosidad, la dádiva, el gasto, la atención, son otras tantas variables de la moral hedonista……….. “.
“Cuando menos practiquemos la cortesía, más difícil se hace llevarla a cabo. Y al contrario, cuando más nos dediquemos a ella, más eficiente será su funcionamiento……”
Extractado de
La fuerza de existir
Manifiesto Hedonista
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jueves, 19 de junio de 2008
Buena pregunta….
La charla estaba incluida en la materia que Julia imparte a personas mayores con inquietudes universitarias, es decir con inquietudes del saber y que tiene como titulo “Envejecimiento activo”.
La actividad resulto muy interesante para mí, empezó como siempre con un monologo que poco a poco se fue convirtiendo en coloquio, donde las preguntas sobre el Kyudo se iban sucediendo, la charla estaba acompañada por una proyección de fotografías.
De pronto apareció una pregunta que me dio que pensar, habíamos hablado de que los movimientos y las esperas se realizan de rodillas y en la posición de seiza y kiza, esto dio pie a que surgieran los comentarios sobre que estas posiciones son molestas y que duelen los pies y las rodillas.
Un participante del coloquio pregunto “¿el porque del dolor, que sentido tiene?”….. buena pregunta me dije, le conteste algo así como “ no lo se demasiado bien, será por lo que se dice de que a la virtud por el sufrimiento” comente con tono de humor, añadí después más seriamente que yo creo y es cierto que el dolor o mejor la incomodidad fortalece el espíritu.
Pero a mí me quedo una inquietud, yo que soy bastante hedonista, pero de los modernos de los de Michel Onfray, creo que la vida hay que disfrutarla y darse uno el placer de vivir lo mejor que se pueda, no creo que tengamos que estar por aquí para convertir el dolor en algún tipo de expiación de algo mal hecho, esto queda para algunas religiones.
Reflexione tras un viaje por mis vivencias y llegue a la conclusión de que algo está mal definido en el concepto dolor o al menos en mi concepto dolor en kyudo.
No es dolor estar de rodillas, aunque duelan, no es dolor hacer una carrera de Marathon y llegar reventado a la meta, no es dolor ascender una montaña aunque el cuerpo se extenué, ni es dolor pedalear en bicicleta hasta sentirse morir, son efectos secundarios del placer, del placer que causa realizar una actividad que es placentera en sí y que además doblega la voluntad del espíritu o de la mente que suele ser perezosa y prefiere vivir cómodamente, también hay placer en ello.
Así que la próxima vez que me pregunten algo así creo que contestaré que no duele, que a lo sumo solo molesta.
El concepto dolor lo dejaré para el dolor de verdad, el que provoca la enfermedad del cuerpo o para el dolor del alma, estos si son verdaderos dolores y será en esos momentos en los que haya que echar mano de la fortaleza de espíritu que uno haya podido acumular a lo largo de la vida.
Dolor en Kyudo, nada de nada, solo alguna pequeña molestia, un daño como llaman ahora “colateral” de la actividad.
Solo eso, el resto puro placer hedonista y del bueno.