lunes, 8 de diciembre de 2008

Sinceridad y Cortesía

--> Al poco tiempo de empezar a practicar Kyudo, se empiezan a oir palabras como, verdad, sinceridad, cortesía y etiqueta, son palabras que siempre hemos escuchado a lo largo de la vida, pero que en Kyudo se repiten de una manera especial.No es nada exclusivo del Kyudo al contrario, estas virtudes o mejor, aspectos, son comunes en muchísimas actividades de la vida, yo diría que son valores universales de los que todo el mundo echa mano, religiones, empresas, políticos, educadores y un largo etcétera…

Pero yo solo escribo mis reflexiones en este blog sobre Kyudo e intento entender que representan estos valores aplicados a este arte, a este camino.

En el “Kyudo Manual Vol I” encontramos ya en su pagina 9 la primeras referencias a estos concepto "Los aspectos más destacables en Kyudo son dos sinceridad y cortesía”, a lo largo del manual son muchas las ocasiones donde la sinceridad aparece como una virtud imprescindible a conseguir para la correcta práctica y desarrollo del Kyudo.

Reconozco que cuando empecé y lo leía, no le prestaba la debida atención, mis preocupaciones estaban en cosas más próximas, manejar el arco y las flechas con algo de soltura e intentar descubrir como caminar, moverme o simplemente estar de pie con el arco y las flechas de una manera correcta.
La sinceridad y la cortesía al ser conceptos que mi cabeza traducía automáticamente, a valores ya conocidos en la vida, no me preocupaban demasiado, grave error…

Grave error porque la sinceridad, es un concepto habitualmente verbal, uno es verbalmente sincero, dice la verdad, o no y entonces miente. Pero en Kyudo no se habla, en kyudo se tira con un arco y con unas flechas y la sinceridad se debe “evidenciar”… aquí la cosa se complica, ¿que es tirar con sinceridad, tirar con verdad, demostrar la verdad en el tiro?

No creo que nadie que no lleve ya muchos años practicando Kyudo pueda expresar sinceridad en el tiro, de hecho creo que está reservado solo a las personas que han entendido el Kyudo correctamente, han trabajado y han podido desarrollar esa virtud, virtud que es precisamente para mi la “VIRTUD” a la que el Kyudo nos debe conducir.

La cortesía es un poco más sencilla y debe ir siempre guiada por la sinceridad, son inseparables, la cortesía la podemos aplicar sin haber desarrollado la sinceridad, pero será una falsa cortesía, solo un conjunto de normas y formas de etiqueta, que si no son realizadas con la sinceridad como motor de esa cortesía, solo son gestos y comportamientos aparentes, vacíos, pueden funcionar, que duda cabe, pero no es la cortesía que la práctica del Kyudo pretende enseñar.

Yo aun no tengo claros esos conceptos durante mi tiro, durante mi práctica, pero creo que he empezado a entender algo acerca de ellos.

El tiro debe expresar la personalidad y dignidad del arquero, debe de mostrar su espíritu, su serenidad y su pureza de corazón, no debe haber falsedad, doble cara, cuando lo realiza con otros arqueros no debe existir un deseo de sobresalir, de destacar, por el contrario, es el grupo el que debe de recoger la pureza de corazón de cada arquero y reflejar que todos los miembros del grupo, del sharei, han conectado espiritualmente, hay buenos corazones, hay armonía, hay humildad, hay belleza.

La cortesía y la etiqueta, con la sinceridad como valor principal, ya son sencillas, es fácil ser cortes si hay buen corazón y la etiqueta es el respeto hacia los demás, hacia los senseis, hacia las normas, la etiqueta en facil de cumplir si la sinceridad es verdadera.

Es aparentemente fácil, lastima que nuestros corazones suelan estar condicionados por nuestra mente, y ésta es, como dice en su blog Toni Serna, tóxica, tremendamente tóxica y manipuladora del yo. Así inventamos reglas y excusas, reinventamos definiciones con tal de no aceptar lo sencillo, lo simple.

La simplicidad debería ser el motor de nuestras vidas, pero somos rebeldes, nos gusta lo complicado, nos gusta el enfrentamiento, nos gusta la guerra, eso sí, todo siempre disfrazado de falsa cortesía, de falsa sinceridad y si existe, de una etiqueta hecha con reglas solo validas para permitir más discutir que armonizar.

Duro y difícil camino.

viernes, 14 de noviembre de 2008

EL APRENDIZ DE TIRO CON ARCO


El maestro del arte de la arquería de esta historia era un hombre de aspecto frágil, pero tensaba el arco como nadie había logrado hacerlo, y podía acertar con la flecha dianas muy lejanas. Un día un príncipe acudió a visitar al celebre arquero para solicitarle que le enseñara su técnica. El maestro accedió y mostraba al príncipe a diario la técnica de la arquería. Después de un tiempo le dijo:

- Ha llegado el momento de que practiques tu solo. No lo olvides; el secreto esta en saber tensar y soltar. Ten disciplina, atención y firmeza en la práctica.

Transcurrieron las semanas. Un día, el príncipe soltó una flecha y dio con ella en la diana. Muy contento, fue a visitar a su maestro y se lo contó, pero este le pregunto:

- ¿Has sido totalmente consciente de cómo ha sucedido?
- No, repuso el príncipe, solo ha sucedido.

- Muy bien, dijo el maestro. Ha sucedido. Esa es la primera fase, ahora viene la segunda. Sigue ejercitándote y no te detengas hasta que sepas como ha sucedido. Tensa y suelta, pero con plena conciencia, y así descubrirás como ocurre. Cuando lo explores y lo descubras, lograras ser un buen arquero. Equilibra el arco, tensa y suelta. Deja que suceda, pero a la vez toma conciencia de ello.

El príncipe siguió practicando durante meses. Pasado ese tiempo se reunió con el arquero y le dijo satisfecho:

- Ya se como sucede
- Magnifico, dijo el mentor, ahora viene la tercera fase.
- Pero ¿hay otra fase?

- Si la más importante, es el momento de trasladar a la vida lo que has aprendido con el arco:
- Tensar y soltar, tomar y dejar, asir y abandonar, estirar y aflojar, en suma vivir en armonía, esa es la fase importante.

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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Lo Imposible



"Un Arquero quiso cazar la Luna.
Noche tras noche, sin descanso, lanzó sus flechas hacia el astro.
Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
Inmutable, siguio lanzando sus flechas.
Nunca cazó la Luna, pero se convirtio en el mejor arquero del mundo."

Alejandro Jodorowsky

Para que pueda surgir lo posible, es preciso
intentar una y otra vez lo imposible.

Hermann Hesse
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lunes, 13 de octubre de 2008

Maai, la armonia en el movimiento


Hay muchas cosas difíciles de entender en el Kyudo, y cuando digo esto, no me refiero a entenderlas desde el punto de vista de la comprensión “intelectual”, todo el Kyudo se entiende intelectualmente en pocas semanas, el Kyudo Manual Volumen I, apenas si tiene 145 paginas.

Es el cuerpo el que tiene que “entender”, para poder realizar un Kyudo correcto, hay tantas cosas a modificar en el cuerpo y en la mente, que resulta un trabajo duro, muy duro. Onuma sensei decía “Kyudo, es interminable esfuerzo”, esta frase ya es un tópico en el Kyudo, pero no por tópico, incierto.

Llevo algún tiempo reflexionando sobre el Maai, la armonía de los movimientos. Concepto fácil de leer, fácil de intelectualizar, pero muy difícil de desarrollar y una de las cosas más difíciles de comprender hasta que no se experimenta, es una vivencia.
En uno de los últimos cursos de la AEK, en un Sharei, percibí muy claramente una sensación que hacia tiempo no percibía, la ausencia total de Maai.

Desde que iniciamos el camino del Kyudo, vamos buscando con mayor o menor fortuna esa armonía de los movimientos, torpemente vamos adquiriendo una cierta capacidad para realizarlos con decoro, con una forma correcta, con sinceridad.
Es especialmente difícil trasladar esa armonía a los Shareis, al tiro en conjunto con otras personas y es precisamente ahí, donde se ve un progreso importante en el Kyudo a partir de ciertos años de práctica.
El Maai, no es una armonía “marcial” o un movimiento ejecutado al unísono con otras personas, una danza o unos movimientos mecanizados hasta la perfección, es mucho más, es la armonía que surge de la perfecta conjunción, e implicación de los arqueros que hacen el sharei, no tiene que haber en el grupo ninguna personalidad que quiera sobresalir, ningún ego que quiera resaltar, solo voluntad de trabajar como un arquero único, como un solo cuerpo en el que se tiene que convertir el grupo, ninguna punta, ninguna arista, con el Ki fluyendo de manera armónica, sin interrupciones, sin fisuras….difícil, muy difícil.

Por eso los exámenes de Shogo (profesores o Maestros), son valorados en una gran parte por esa armonía que debe existir entre todos los miembros del grupo, a más alto grado, más evidente debe ser el Maai.

Mi sharei, en el que note la ausencia de armonía, fue delatador e instructivo a la vez, yo estoy acostumbrado a realizar los shareis con mis amigos, o con gente con voluntad de armonía, a veces sale mejor, otras peor, pero siempre hay un intento de armonizar, en ese curso el sharei fue devastador, no había Maai, no había Ki, no existía voluntad, no había nada y realizar un sharei sin Maai, o sin intención de que exista, es una experiencia vacía, desoladora y triste, aunque su ausencia también despierta esa necesidad de reencontrar esa armonía de nuevo, hay muchos más shareis por realizar.

Afortunadamente, al día siguiente y tras realizar un nuevo sharei con otras personas, mi cuerpo entro en una mejor sintonía, ya había desaparecido el vacío, había energía positiva, había grupo, había de nuevo Kyudo, a pesar de su imperfección, este Maai reencontrado fue una de las buenas enseñanzas y alegrías del curso.
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domingo, 7 de septiembre de 2008

El Sensei

Desde que empecé mi andadura por el Kyudo he de reconocer que no he prestado la debida atención a quien ahora considero pieza fundamental del aprendizaje del camino, el Sensei.

Al principio ves a los senseis y sempais, como personas que te suministran importante información y a los que puedes ver realizar un Kyudo que para ti es inalcanzable en esos momentos, te enseñan los principios y la forma, te hablan de la etiqueta, del respeto y de los valores que el Kyudo aporta, esta situación es fantástica para el aprendiz y además hay muchos, lo que nos permite cambiar de sensei y sempais según convenga.

He tardado 9 años en aprender algo que debería haber aprendido el primer día, pero que por mi ignorancia y una cierta autosuficiencia era incapaz de ni tan siquiera plantearme, la de la fidelización con quien te enseña la vía, tu sensei.

En Kyudo y en general en el Budo, todos tenemos la tendencia a pensar que al final seremos nosotros mismos los que nos convertiremos en nuestros propios maestros y sacaremos nuestras propias conclusiones, tras analizar y procesar lo aprendido y recogido en cursos, seminarios, prácticas, senseis europeos, senseis japoneses, libros, videos y un largo etcétera, nada más lejos de la realidad.

Es cierto que aprenderemos técnica, conceptos, formas y muchas cosas más, pero el aprendizaje así tiene una carencia importante y supone para mí, un insalvable escollo en el proceso de desarrollo de uno mismo, no enseña a confiar en el sensei, a sincronizar con el, a considerar que él es la persona que, sin interés alguno, te guiará de manera correcta por el camino.

Valores como la honestidad, la confianza, la humildad, el respeto hacia lo que el Kyudo representa, la honradez en las relaciones con los demás y la adecuada interpretación del orgullo propio, son esenciales para tener un buen desarrollo.
Estos valores en el Kyudo, no pueden ser aprendidos de una manera verdadera, sin establecer un autentico vinculo de total confianza con el sensei, él es el que tocará nuestro subconsciente y permitirá una correcta evolución del practicante por el "do" del Kyudo.

En los tiempos actuales resulta bastante difícil, por no decir casi imposible, aceptar lo que acabo de enunciar, todo se cuestiona, todo se justifica, todo tiene interpretaciones personales variadas, todo es relativo y mejorable, puede que sea así, pero para practicar verdaderamente Kyudo creo que ese es el camino correcto.

Eso sí, un verdadero sensei, es alguien con una trayectoria larga, con unos conocimientos del Kyudo profundos, con un grado alto, una persona de honor, con una actitud que deje entrever los valores del Kyudo, de ninguna manera puede ser alguien que se lee un libro, hace unas practicas y se autoproclama sensei, como suele pasar en otras ramas del Budo.

Sep sensei, nos ha transmitido conceptos como “Sunao”, “Issho kenmei”, “Shimbo” e “Isshin” conceptos desconocidos para mi y que además he podido comprobar que no son solo palabras vacías puestas en un papel, sino que son elementos esenciales en la práctica del Kyudo, elementos que deben estar presentes siempre en la actitud del aprendiz, del que desea verdaderamente evolucionar y alcanzar una perfección en el desarrollo del camino.

El Kyudo es japonés, es Budo, está impregnado de cultura japonesa por todas partes, tiene ritos del shintoismo, algunos valores del budismo, una manera de ver las relaciones humanas y sociales particular y una manera concreta de ser enseñado y aprendido, no es cuestionable ni interpretable, es sencillamente así.

La cuestión es que lo practicamos no japoneses, con nuestra visión cultural particular siempre difícil de modificar, con “peros”, con dudas, con tendencia a cuestionarlo todo a elegir lo que nos gusta y lo que no, a mirar de reojo cualquier actitud que nos cree una molestia, esto hace muy difícil aceptar que el sensei con sus virtudes y defectos sea la persona en la que haya que confiar plenamente, pero hacerlo es una muestra de evolución en el Kyudo, no es obediencia ciega, no es esclavitud o servilismo, es respeto, es honor, el sensei por su propia condición ya lo tiene.

Todo lo dicho, evidentemente, no es incompatible con nuestra condición suprema de personas libres que libremente elegimos con quien aprendemos y decidimos si queremos seguir por la vía o no.
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domingo, 20 de julio de 2008

Tras el seminario.....


Mañana, en el examen tirad serenos, con tranquilidad, con concentración y calma, igual como están las estatuas de Buda, tranquilas”…. Esas palabras nos las dijo Uozumi sensei Hanshi 8º dan, el día antes de los exámenes de pase de grado.

Son palabras que impactan y recuerdan la simplicidad de la actitud que hay que tener en Kyudo.

Los seminarios de Kyudo siempre aportan además de las enseñanzas necesarias para progresar en el Kyudo, algún aprendizaje extra, este fue uno de ellos.

El seminario en Loungborough fue muy interesante y duro, el Kihontai y el Kihon dosa, ocuparon buena parte del curso, yo diría que fueron los temas más importantes de este seminario, pero además y como no podía ser de otra forma, Uozumi sensei nos dijo todo lo que era necesario para pasar de grado, más que para pasar de grado, lo que un 4º dan debe poder realizar.

Las condiciones que nos enunció no son nada fáciles y durante el ensayo previo al examen definitivo, Uozumi sensei debió advertir que los aspirantes a grado andábamos algo tensos o preocupados. Tras esa práctica, Uozumi sensei intento tranquilizarnos con la frase y el ejemplo del Buda y añadio que todo lo que nos había transmitido no es posible aplicarlo de inmediato, necesita su trabajo y su proceso.

“En el examen tirad con Shin”, agrego.

Durante el seminario se había hecho hincapié en ello, SHIN, GYO y SO, los tres conceptos que cultivados llevan a adquirir nobles cualidades de la personalidad. He de reconocer que para mi son conceptos entendibles pero difícilmente enlazables.

Con SHIN, Uozumi nos indicaba que el tiro lo realizásemos con VERDAD, la forma y la actitud interior del tiro con verdad debe ser correcta, el concepto Gyo, supongo que está reservado para más altos niveles del Kyudo, yo aun no lo entiendo, pero eso sí el SO, no importa entenderlo es patente en los senseis y especialmente visible en este seminario en Akiyama sensei, ella solo con su presencia demuestra SO, sus movimientos demuestran SO y también su tiro enseña SO, la forma natural del tiro, la armonía en todo momento.

Yo diría que más que la armonía, Akiyama sensei muestra la belleza en estado puro.
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sábado, 19 de julio de 2008

REI, a propósito de la cortesía.


A veces en libros que nada tienen que ver con el Kyudo, aparecen reflexiones que son comunes a los valores del kyudo, no me he resistido a guardarlo, es el “Reigi” expresado de otra manera.

Así pues, entre las grandes virtudes del género, lo Bueno, lo Bello, lo Verdadero, lo Justo, buscaríamos en vano una virtud minúscula capaz de producir efectos magníficos. El Bien, si, pero ¿Cómo? ¿de que manera?......

La cortesía proporciona la vía de acceso a las realizaciones morales. Como la pequeña puerta de un gran castillo, conduce al otro. ¿Qué dice la cortesía? Le afirma al otro que lo hemos visto. Por lo tanto que él es. Sostener una puerta, practicar el ritual de las formulas, llevar a cabo la lógica de los buenos modales, saber agradecer, acoger, dar, alentar la alegría necesaria en la comunidad mínima –dos- en eso consiste realizar la ética, crear la moral y encarnar los valores. El saber vivir como un saber ser.”

La civilidad, la delicadeza, la dulzura, la cortesía, la urbanidad, el tacto, la deferencia, la discreción, la amabilidad, la generosidad, la dádiva, el gasto, la atención, son otras tantas variables de la moral hedonista……….. “.

Cuando menos practiquemos la cortesía, más difícil se hace llevarla a cabo. Y al contrario, cuando más nos dediquemos a ella, más eficiente será su funcionamiento……”


Extractado de
La fuerza de existir
Manifiesto Hedonista
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jueves, 19 de junio de 2008

Buena pregunta….


Hace unos días invitado por Julia, una buena amiga de dojo, hable en la Universidad sobre el Kyudo.

La charla estaba incluida en la materia que Julia imparte a personas mayores con inquietudes universitarias, es decir con inquietudes del saber y que tiene como titulo “Envejecimiento activo”.

La actividad resulto muy interesante para mí, empezó como siempre con un monologo que poco a poco se fue convirtiendo en coloquio, donde las preguntas sobre el Kyudo se iban sucediendo, la charla estaba acompañada por una proyección de fotografías.

De pronto apareció una pregunta que me dio que pensar, habíamos hablado de que los movimientos y las esperas se realizan de rodillas y en la posición de seiza y kiza, esto dio pie a que surgieran los comentarios sobre que estas posiciones son molestas y que duelen los pies y las rodillas.

Un participante del coloquio pregunto “¿el porque del dolor, que sentido tiene?”….. buena pregunta me dije, le conteste algo así como “ no lo se demasiado bien, será por lo que se dice de que a la virtud por el sufrimiento” comente con tono de humor, añadí después más seriamente que yo creo y es cierto que el dolor o mejor la incomodidad fortalece el espíritu.

Pero a mí me quedo una inquietud, yo que soy bastante hedonista, pero de los modernos de los de Michel Onfray, creo que la vida hay que disfrutarla y darse uno el placer de vivir lo mejor que se pueda, no creo que tengamos que estar por aquí para convertir el dolor en algún tipo de expiación de algo mal hecho, esto queda para algunas religiones.

Reflexione tras un viaje por mis vivencias y llegue a la conclusión de que algo está mal definido en el concepto dolor o al menos en mi concepto dolor en kyudo.
No es dolor estar de rodillas, aunque duelan, no es dolor hacer una carrera de Marathon y llegar reventado a la meta, no es dolor ascender una montaña aunque el cuerpo se extenué, ni es dolor pedalear en bicicleta hasta sentirse morir, son efectos secundarios del placer, del placer que causa realizar una actividad que es placentera en sí y que además doblega la voluntad del espíritu o de la mente que suele ser perezosa y prefiere vivir cómodamente, también hay placer en ello.

Así que la próxima vez que me pregunten algo así creo que contestaré que no duele, que a lo sumo solo molesta.

El concepto dolor lo dejaré para el dolor de verdad, el que provoca la enfermedad del cuerpo o para el dolor del alma, estos si son verdaderos dolores y será en esos momentos en los que haya que echar mano de la fortaleza de espíritu que uno haya podido acumular a lo largo de la vida.

Dolor en Kyudo, nada de nada, solo alguna pequeña molestia, un daño como llaman ahora “colateral” de la actividad.

Solo eso, el resto puro placer hedonista y del bueno.

lunes, 26 de mayo de 2008

Aprender y olvidar

Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar junto a otros buenos amigos de la Asociación Española de Kyudo, en el primer curso que Sep sensei (Shido-in en España), impartió para los que, a pesar de tener un grado bajo en el Kyudo, tenemos en la AEK que responsabilizarnos de su correcta enseñanza en los dojos.
En otras ocasiones y en este blog ya he comentado que enseñar no es una tarea que me guste demasiado, tampoco es una carga, ni la realizo con desgana, pero prefiero más aprender que enseñar, aunque las circunstancias a veces dan pocas alternativas y en más de una ocasión me voy del dojo con la sensación de que he hablado mucho o que he podido parecer un pretencioso al sermonear o corregir a mis amigos, nada más lejos de mi intención.

Sin embargo en esta practica Sep sensei hablando de deshi no kokoro ”el corazón del aprendiz”, hizo que cambiara mi visión de la enseñanza en Kyudo.

Entendí o para ser más exacto recuperé para mi memoria, la máxima de que el aprendizaje es solo cuestión del aprendiz, de él depende todo. De su actitud, de su resistencia, de su paciencia, de la capacidad que tenga para poner toda su energía en la práctica, de perseverar, de esforzarse sin cuestionar demasiado lo que va aprendiendo, aprender y olvidar esa es para Sep una buena receta.
Después necesita también un maestro, alguien que sea capaz de trabajar a nivel subconsciente, donde realmente se aprende el camino.

Sep sensei nos entrego unos apuntes suyos, ya publicados por él en la web y que concluyen así:

“El maestro es un profesor de frustración, por eso ayuda al aprendiz a mirarse a si mismo. ¿Qué puede ser más frustrante que ver tu propia debilidad?, aquí es cuando se pone a prueba la resistencia del aprendiz. El que mantenga el espíritu de perseverancia tendrá éxito..”

Pero para esto hay que ser un maestro y nosotros, los aprendices del curso solo somos eso, aprendices, no estamos preparados para ejercer de “enseñantes”, pero si de espejos, espejos donde puedan reflejarse los que aprenden y donde también nosotros encontraremos nuestros propios defectos.

El que enseña en ocasiones debe ser solo un espejo del que aprende.
Lo había oído antes en Kyudo, hace algunos años, pero no lo entendí, ahora lo entiendo, lo acepto y me gusta.

viernes, 18 de abril de 2008

"Una Flecha una duda"

En Kyudo es habitual oír la frase “UNA FLECHA UNA VIDA”, esta expresión intenta resumir el compromiso y la determinación que debe tener el arquero para realizar un tiro con la máxima atención, sin reservas, un tiro realizado como si de su resultado dependiera su vida.
Para mí, a pesar de entender este planteamiento, cada tiro me plantea dudas, siempre analizo como me siento después de realizarlo, si lo he ejecutado con el trabajo y la determinación necesaria, si ha sido realizado con una correcta intención interior y si el resultado exterior, ha reflejado la actitud interior.

Es bastante probable que este análisis sea incorrecto y que no debería haber ningún pensamiento ni análisis de lo realizado, supongo que la correcta actitud después de un tiro es el “no pensamiento”, quizá solo la percepción de sensaciones, sin intervención de la mente que distorsiona siempre nuestras vivencias.

Claro que yo estoy en los principios del aprendizaje del Kyudo, más bien en los inicios y siendo más exacto casi en la línea de salida de ese camino y ese tiro solo se puede alcanzar cuando uno ya se ha despojado de las dudas y las necesidades de hacerlo bien, de la necesidad de acertar la diana, cuando se ha transcendido la técnica y es el espíritu el que ejecuta el tiro.

Pero aprender tiene siempre precio y en Kyudo es ese mar de dudas, que llenan la cabeza cuando lo practicamos, el coste del aprendizaje, es difícil eliminar el autoanálisis y la autocrítica y creo que hasta cierto punto son necesarios, sino no se puede avanzar, se dice que “en Kyudo es el esfuerzo lo que cuenta, el no abandono, la no relajación, eso es lo que dignifica” y en eso continuare, intentado no abandonar, esforzarme al máximo sin permitirme la relajación en la ejecución del tiro, mantener la atención y la concentración, intentar en pocas palabras una victoria sobre mi mismo.

Creo que es el camino adecuado para seguir por la senda del Kyudo, si surgen dudas, analizarlas brevemente y empezar de nuevo, sin que pesen demasiado en el tiro siguiente, no hay que darle una gran importancia a que surjan, pero si hay que evitar que esas dudas sean una carga que impida progresar en el aprendizaje.

Con el tiempo la mente se ha de ir puliendo y llegará el momento de olvidar las dudas y disfrutar del tiro y de las buenas sensaciones que transmite, arco, arquero, flechas y blanco deben ser una unidad con el todo.

Después de casi 9 años de práctica, tiempo exiguo en el mundo del Kyudo, solo en contadas ocasiones y tras muchas practicas, aparece en mí alguno de esos tiros que deja entrever bellas sensaciones, sensaciones que una vez atravesada la barrera de las dudas, permitirán supongo, experimentar el verdadero significado de la frase “una flecha una vida”.

Espero siempre con paciencia esos pequeños instantes y cuando aparecen los vivo con autentico deleite, son unos regalos que merecen ser disfrutados.

sábado, 22 de marzo de 2008

Los primeros pasos


Cuando alguien quiere aprender Kyudo y se acerca al dojo o a alguno de los cursos de iniciación que organizamos, siempre es para mí un problema saber como enfocar la enseñanza de los primeros pasos.

No debería ser así, en Kyudo no cabe la interpretación de nada, el Kyudo se enseña con una metodología concreta, aprendida y transmitida de los senseis y sempais, no cabe adaptar el Kyudo al individuo, el individuo se debe adaptar al Kyudo.

Esto es más fácil o debería serlo en Japón, donde por su propia cultura saben que el aprendizaje de un arte marcial y de otras actividades obliga a trabajo, paciencia, sacrificio, perseverancia, respeto y tiempo. En occidente y más en España alguna de estas características no abundan demasiado y dificultan el aprendizaje inicial.

El Kyudo no necesita “clientes”, nadie se gana la vida con el, así pues seria fácil tomar la decisión de que al que no le guste como se enseña Kyudo se dedique a otra cosa, pero creo que vale la pena, sin modificar esencialmente la metodología ser algo flexibles.

Se pide al alumno que tenga una mente de principiante (shoshin), abierta, humilde, modesta, entusiasta y sacrificada, pero también el que enseña debe tenerla, debe tener shoshin y conservarlo toda la vida, por su ya anterior andadura por la vía del Kyudo, debe abandonar los prejuicios e intentar transmitir la enseñanza sin demasiada rigidez.

No es una opinión arbitraria, es una opinión basada en la observación de la actitud de los senseis japoneses que muestran una humildad extrema, he visto saludar sin tokonoma, solo pidiéndonos que imagináramos uno, he visto transmitir entusiasmo hacia el Kyudo, he visto celebrar acertar el mato, aunque fuera con un tiro no demasiado bueno, he visto romper el protocolo para enseñar algo que consideran importante, he entendido lo que significa shoshin, en senseis Hanshi 8º dan, eso son buenas y verdaderas lecciones.

Así pues a las personas que se acercan al kyudo, la mayoría de veces tras leer algo de literatura de Herrigel, algún reportaje o alguna lectura esotérica en el que el satori se alcanza de manera rápida y sin demasiado trabajo, no me importa dedicarles tiempo en explicar y verbalizar el kyudo, algo que después resulta bastante inútil, pero que como primer contacto siempre es agradable al neófito, eso sí después deben de aguantar como prueba de fuego unos shareis en seiza junto a la kamiza, deben aprender a saludar con el grupo sin saber muy bien porque, ni a que y deben de aguantar unas horas practicando con el gomiyumi, al final como recompensa un inútil y teledirigido tiro a la makiwara, pertrechado con guante, arco y flecha, la primera flecha ha sido lanzada, que le vamos a hacer nos gusta, somos occidentales.

Si tras este pequeño proceso el aspirante vuelve al dojo, puede ser señal de que ha visto algo de las virtudes del kyudo, entonces empezará la dura andadura por el Kyudo, donde solo hay trabajo, mucho trabajo y bastante sacrificio y andará por el hasta que sus deseos, su aguante y su perseverancia se lo permitan.

Pero ese ya es otro capitulo, mucho más complicado que los primeros pasos.

sábado, 15 de marzo de 2008

Un descubrimiento



La asistencia a los cursos y seminarios de Kyudo, siempre es una experiencia de la que se extraen buenos conocimientos, unas veces son conocimientos teóricos, otras conocimientos prácticos, siempre conocimientos sobre uno mismo y a veces se descubre algo que por evidente y simple pasa desapercibido, tapado por una infinidad de conceptos y palabras.

Un descubrimiento así me apareció en el seminario Europeo de Bourges, donde después de la comida y bajo un calor impresionante de casi 42 ºC, algo inusual en esa zona de Francia, realizando una práctica más relajada, Nakatsuka sensei formulo una pregunta ¿ con que se tira en Kyudo…?, todos los asistentes nos miramos con cierta extrañeza, acertar la pregunta a pesar de que todos teníamos respuestas que podrían ser acertadas no era tarea fácil, sabíamos que no eran las respuestas que esperaba nuestro sensei, algunos más atrevidos apuntaron algunas respuestas,… con los huesos…., como se indica en el Shaho-kun,… con los omoplatos apuntaron los que buscaban una respuesta más física o mecanica, … con el Ki la energía espiritual dijeron otros…etc. yo no sabia exactamente que contestar y fiel a mi máxima de “vale más mantener la boca cerrada y parecer tonto, que abrirla y despejar cualquier duda”, esperé la respuesta de nuestro sensei.

Nakatsuka sensei, después de dejarnos hablar y opinar, se puso la mano en el corazón y dijo en Japonés, “Kokoro”, el traductor apunto “con el corazón”, se tira con el corazón, sin saber japonés se entendió a la primera, la manera de realizar el gesto y la palabra de Nakatsuka sensei, se referían a un sentimiento.

La palabra Kokoro en japonés tiene bastantes significados aunque su traducción más general es corazón, espíritu, mente, etc. pero lo que realmente quería decir Nakatsuke sensei era que para tirar en Kyudo hay que tirar con sentimiento, con el corazón como sentimiento.

En el Kyudo Manual Vol. I, son muchas las referencias a Kokoro, a la estabilidad del espíritu, como una exigencia de mantener un estricto control de uno mismo y de las emociones para conseguir realizar un tiro correcto.

Pero para mí esta palabra, Kokoro, me resulto especialmente agradable de oír, la anote de inmediato en mis apuntes. A veces se emplea la palabra Serendipidad, para definir este tipo de descubrimientos, la serendipidad es el hallazgo inesperado de cosas o ideas interesantes durante el proceso de búsqueda de otras, esto significo para mí esta palabra, había acabado de leer el libro “Kokoro” de Natsume Soseki, libro donde los sentimientos son el alma de la dramática pero bella historia de amor de sus protagonistas y asocie Kokoro al sentimiento que debe guiar el tiro.

El tiro desde ese día intento realizarlo disfrutando más de su preparación, de sus gestos, de la armonía de movimientos que el kyudo exige, no siempre lo consigo es más que evidente, pero poner sentimiento a lo que intento hacer me resulta agradable y permite que mi lenta progresión en el kyudo, sea compensado con un inmenso placer de realizarlo con ese sentimiento, intentando que Kokoro sea siempre el hilo conductor de mi trabajo.

Quizá esté equivocado, solo es una opinión y en Kyudo las opiniones personales sirven para poco, pero hasta que no descubra o me indiquen que he interpretado mal las palabras de Nakatsuka sensei, seguiré disfrutando de aprender y practicar así.

jueves, 28 de febrero de 2008

Do


No olvides nunca
Que el camino del té
No es más de esto:
Calentar el agua,
Preparar el té y beberlo
(Regalo de cumpleaños de Karen, una muy buena amiga)

domingo, 10 de febrero de 2008

Frustración y Kyudo

El Kyudo es un camino, un “Do”, una vía de autoconocimiento y de auto encuentro, dicen que todos los caminos en la vida llevan a ninguna parte, a ningún lugar preciso, Machado decía “Caminante son tus huellas el camino nada más, caminante no hay camino, se hace camino al andar..”, y eso es el kyudo, igual que la vida, un camino que no existe, que se crea según se recorre y que nunca es fácil.

Precisamente en el Kyudo y en la aparente sencillez de su ejecución radica uno de sus mayores problemas.

Otras artes marciales Japonesas, como el Aikido, el Karate, el Judo, etc, tienen un amplio arsenal de técnicas y katas, un horizonte de conocimientos más amplio, son más difíciles de aprender, requieren de unas habilidades técnicas, de elasticidad, buena forma física, etc, en Kyudo es mucho más sencillo, un arco una flecha, ocho movimientos básicos, unos movimientos armónicos y fin, ya no hay casi nada de técnica que aprender.

La frustración llega de inmediato, que hago ahora, no mejoro demasiado, no progreso, no se que hacer… uno se queda solo consigo mismo y aparece el “ego”, ese es un “ego” realmente peligroso, el que busca su propio reconocimiento, déjalo pasar es más peligroso que el clásico “ego” frente a los demás, ese es necesario en la vida cotidiana y solo hay que evitar que nos controle y devore, eso es algo más fácil de conseguir, el peor “ego” es el que nos cuestiona a nosotros mismos un superego que además es el antagonista del “ello”el que debe tirar la flecha, el que debe aflorar de nuestro interior y hacerlo sin hacernos sentir nada especial por ello, el ser esencial sin planteamientos extraños ni autocríticas.

Desde que practico Kyudo siempre voy encontrando frustraciones, Sep sensei dice que el Kyudo es un camino de fracasos, al principio no se entiende demasiado, resulta incluso algo triste pensar que es así, pero después resulta cierto, siempre aparece frustración e incomodidad.

A mi me frustra no mejorar mi Kyudo, me incomoda enseñar a otros, no soy quien, me incomoda dar ordenes o trabajos, nunca me gusto demasiado, me incomoda ser responsable, prefiero que lo sean otros, me incomoda y me frustra tirar delante de los demás y que me juzguen, me incomodan muchas cosas y me frustran otras tantas, pero con el paso del tiempo y con la práctica continua del Kyudo convencido de que es para mi un buen camino, cada vez me he ido frustrando e incomodando menos, espero algún día no frustrarme nada y no incomodarme nada, pero solo perseverando en la práctica constante averiguare si es así.

Mientras tanto el paseo por el camino y a pesar de las frustraciones es muy interesante, a veces uno se cansa, hay empinadas cuestas, a veces llueve o truena, pero siempre vale la pena recorrerlo, hay bonitos paisajes que admirar y excelentes personas con las que compartir el itinerario.

El Kyudo es un camino un “michi” un “do” con corazón, con “kokoro” y los caminos con corazón merecen ser recorridos.

Pero es solo un camino, hay otros.

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