sábado, 22 de marzo de 2008

Los primeros pasos


Cuando alguien quiere aprender Kyudo y se acerca al dojo o a alguno de los cursos de iniciación que organizamos, siempre es para mí un problema saber como enfocar la enseñanza de los primeros pasos.

No debería ser así, en Kyudo no cabe la interpretación de nada, el Kyudo se enseña con una metodología concreta, aprendida y transmitida de los senseis y sempais, no cabe adaptar el Kyudo al individuo, el individuo se debe adaptar al Kyudo.

Esto es más fácil o debería serlo en Japón, donde por su propia cultura saben que el aprendizaje de un arte marcial y de otras actividades obliga a trabajo, paciencia, sacrificio, perseverancia, respeto y tiempo. En occidente y más en España alguna de estas características no abundan demasiado y dificultan el aprendizaje inicial.

El Kyudo no necesita “clientes”, nadie se gana la vida con el, así pues seria fácil tomar la decisión de que al que no le guste como se enseña Kyudo se dedique a otra cosa, pero creo que vale la pena, sin modificar esencialmente la metodología ser algo flexibles.

Se pide al alumno que tenga una mente de principiante (shoshin), abierta, humilde, modesta, entusiasta y sacrificada, pero también el que enseña debe tenerla, debe tener shoshin y conservarlo toda la vida, por su ya anterior andadura por la vía del Kyudo, debe abandonar los prejuicios e intentar transmitir la enseñanza sin demasiada rigidez.

No es una opinión arbitraria, es una opinión basada en la observación de la actitud de los senseis japoneses que muestran una humildad extrema, he visto saludar sin tokonoma, solo pidiéndonos que imagináramos uno, he visto transmitir entusiasmo hacia el Kyudo, he visto celebrar acertar el mato, aunque fuera con un tiro no demasiado bueno, he visto romper el protocolo para enseñar algo que consideran importante, he entendido lo que significa shoshin, en senseis Hanshi 8º dan, eso son buenas y verdaderas lecciones.

Así pues a las personas que se acercan al kyudo, la mayoría de veces tras leer algo de literatura de Herrigel, algún reportaje o alguna lectura esotérica en el que el satori se alcanza de manera rápida y sin demasiado trabajo, no me importa dedicarles tiempo en explicar y verbalizar el kyudo, algo que después resulta bastante inútil, pero que como primer contacto siempre es agradable al neófito, eso sí después deben de aguantar como prueba de fuego unos shareis en seiza junto a la kamiza, deben aprender a saludar con el grupo sin saber muy bien porque, ni a que y deben de aguantar unas horas practicando con el gomiyumi, al final como recompensa un inútil y teledirigido tiro a la makiwara, pertrechado con guante, arco y flecha, la primera flecha ha sido lanzada, que le vamos a hacer nos gusta, somos occidentales.

Si tras este pequeño proceso el aspirante vuelve al dojo, puede ser señal de que ha visto algo de las virtudes del kyudo, entonces empezará la dura andadura por el Kyudo, donde solo hay trabajo, mucho trabajo y bastante sacrificio y andará por el hasta que sus deseos, su aguante y su perseverancia se lo permitan.

Pero ese ya es otro capitulo, mucho más complicado que los primeros pasos.

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