lunes, 26 de mayo de 2008

Aprender y olvidar

Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar junto a otros buenos amigos de la Asociación Española de Kyudo, en el primer curso que Sep sensei (Shido-in en España), impartió para los que, a pesar de tener un grado bajo en el Kyudo, tenemos en la AEK que responsabilizarnos de su correcta enseñanza en los dojos.
En otras ocasiones y en este blog ya he comentado que enseñar no es una tarea que me guste demasiado, tampoco es una carga, ni la realizo con desgana, pero prefiero más aprender que enseñar, aunque las circunstancias a veces dan pocas alternativas y en más de una ocasión me voy del dojo con la sensación de que he hablado mucho o que he podido parecer un pretencioso al sermonear o corregir a mis amigos, nada más lejos de mi intención.

Sin embargo en esta practica Sep sensei hablando de deshi no kokoro ”el corazón del aprendiz”, hizo que cambiara mi visión de la enseñanza en Kyudo.

Entendí o para ser más exacto recuperé para mi memoria, la máxima de que el aprendizaje es solo cuestión del aprendiz, de él depende todo. De su actitud, de su resistencia, de su paciencia, de la capacidad que tenga para poner toda su energía en la práctica, de perseverar, de esforzarse sin cuestionar demasiado lo que va aprendiendo, aprender y olvidar esa es para Sep una buena receta.
Después necesita también un maestro, alguien que sea capaz de trabajar a nivel subconsciente, donde realmente se aprende el camino.

Sep sensei nos entrego unos apuntes suyos, ya publicados por él en la web y que concluyen así:

“El maestro es un profesor de frustración, por eso ayuda al aprendiz a mirarse a si mismo. ¿Qué puede ser más frustrante que ver tu propia debilidad?, aquí es cuando se pone a prueba la resistencia del aprendiz. El que mantenga el espíritu de perseverancia tendrá éxito..”

Pero para esto hay que ser un maestro y nosotros, los aprendices del curso solo somos eso, aprendices, no estamos preparados para ejercer de “enseñantes”, pero si de espejos, espejos donde puedan reflejarse los que aprenden y donde también nosotros encontraremos nuestros propios defectos.

El que enseña en ocasiones debe ser solo un espejo del que aprende.
Lo había oído antes en Kyudo, hace algunos años, pero no lo entendí, ahora lo entiendo, lo acepto y me gusta.

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