domingo, 25 de octubre de 2009

Contraluz


Un regalo de Fiona Mettini

lunes, 12 de octubre de 2009

Mirando atrás


Estos días se cumplen 10 años de mis primeros pasos por el Kyudo y aunque los aniversarios son solo excusas para celebrar algo, vamos a celebrarlo. Lo celebrare junto con mis amigos inseparables Karen y Carlos y todos los que en este periodo se han unido con nosotros en la práctica y que han formado el dojo de Mallorca.

Resulta inevitable a veces mirar atrás, 10 años son pocos años pero han pasado muchas cosas en este periodo, en la vida y en mi Kyudo.

Jordi y Francisca nos impartieron en un curso las primeras nociones de Kyudo, fue una suerte contar con ellos, Jordi con sus enormes conocimientos del Budo, de la vida y con su gran humor, Francisca con esa fortaleza que transmite su pequeña figura, con la seriedad en la práctica, con su buen hacer. Jordi era 2º dan, Francisca todavía mudan, para nosotros lo mas maravilloso que habíamos visto.

Cuando fuimos al primer curso en Barcelona, asistimos realmente a una práctica de Kyudo común, conocimos a mucha gente de la asociación y vimos por primera vez a gente con grado en Kyudo y a un sensei.

Para nosotros todo esplendido, ávidos por aprender, el curso resulto una experiencia inolvidable estábamos formados durante el saludo en la ultima fila, como buenos principiantes que éramos.

Este año 2009, en el mismo curso, estábamos en la primera fila….me dio que pensar y lo comente con Francisca.

¡Cuantas cosas han cambiado en 10 años!, algunos desgraciadamente han muerto, otros simplemente cambiaron de residencia y otros abandonaron la práctica del Kyudo, esto es normal, pero lo que mas ha cambiado es mi percepción del Kyudo y de muchas personas que practican Kyudo.

Durante estos años he salido y me he desplazado bastante para asistir a cursos y seminarios por Europa, lo que me ha permitido conocer mucha gente, algunos senseis, y a casi todo el Shogo europeo. En los seminarios de Japón también a algunos senseis japoneses, es evidente que conocer y profundizar en la práctica, salir y desplazarme me ha dado una visión más amplia y mejor del Kyudo, ¡cuantas cosas y opiniones han cambiado en mi interior!, en mi visión de cómo el Kyudo es entendido por muchos y las razones que los mueven para su práctica, algunas muy relacionadas con el ego, otras por una razón que no acierto a entender, como si practicar Kyudo fuese igual que practicar equitación o esgrima una actividad lúdica o deportiva. No debería ser así, pero las verdades absolutas no existen, y cada cual se aplica el cuento como le viene bien, supongo que yo incluido.

Otros muchos mantienen intactas sus actitudes y su buen hacer en el Kyudo, no han cambiado nada y tienen una idea clara de lo que el Kyudo representa, continúan en el camino.

Son solo reflexiones de 10 años de práctica, supongo que cuando lleve 20 años quizá tenga otra visión, aunque no lo creo, una vez asentados los principios del Kyudo, de saber lo que es importante y lo que no, saber que el Kyudo es Budo y saber que es lo “espiritual” que hay en él, no debe haber cambios importantes, las personas claro que cambiarán, desparecerán unas y vendrán otras, habrá senseis mas simpáticos o mas antipáticos, pero eso no es importante, la vía del Kyudo debe estar por encima de eso, si uno no es capaz de convivir con las diferencias, no es capaz de vivir consigo mismo, en el fondo somos una contradicción permanente.

En otro aniversario cualquiera, me pararé y volveré a mirar atrás, espero ver solo camino recorrido y gente caminando, será una buena señal.

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domingo, 11 de octubre de 2009

Kyudo es vivir


“Kyudo is life”. Escuche esta frase por primera vez, hace relativamente poco tiempo, dos años, fue durante la visita de un practicante de Kyudo que vino a nuestro dojo desde Japón, Josi, Kyudojin 5º dan y buen practicante de Yoga.


Durante una práctica habitual en el dojo, se sentó y cogiendo el Yumi, pronuncio esa frase, fue la introducción a su enseñanza del Kyudo ese día, no me acuerdo muy bien del resto de la explicación, quizá porque no dijo demasiadas cosas interesantes, pero esa frase que no había oído nunca, resulto motivo de reflexión para mi, me dio por pensar en su sentido.


Es una vieja frase o dicho japonés muy repetido y está escrito en el Kyudo manual Vol. I. pero está como de pasada, como una cita que sirve para recapacitar y reforzar las enseñanzas del Kyudo.


En el Kyudo Manual, dice “Kyudo es Vida” (Sha Soku Jinsei) o “Kyudo es Vivir” (Sha Soku Seikatsu)” son traducciones, pero el sentido de las dos frases es claro, Kyudo es de alguna forma la vida.


Mi amiga Karin, siempre dice que el Kyudo es un pequeño universo donde se pueden encontrar casi todas las cosas que suceden en la vida y donde se puede, desde su simplicidad aparente, aprender virtudes, corregir defectos, autoconocerse, encontrase e intentar cultivar nuestras vidas. Tiene toda la razón, en el Kyudo se aprende vida.


Ese es el fin del Kyudo, aprender y trasladar esas vivencias a la vida cotidiana, a la vida fuera del Kyudo. Es lo mas importante del aprendizaje, si no, no sirve para nada, tirar flechas, hacer bonitas coreografías y movimientos, son ejercicios vacíos, estéticamente bellos pero carentes de interés para mí, aquí no hay metas que conseguir, medallas que ganar, ni objetivos a alcanzar, en un camino sin fin y sin esperanza, no va a ninguna parte. Creo desgraciadamente que el Kyudo actual en Europa tiene mucho de búsqueda estética y cada vez menos de búsqueda interior y de fuente de valores, dejará de ser interesante.


Decía Nietzsche que la esperanza es un mal del hombre, solo atormenta la mente, en Kyudo es igual, es como en la vida, cuando menos expectativas tengamos mejor, el camino es aprender sin desear, sin esperar conseguir.


En esta existencia la muerte es la realidad ultima, allí acaba nuestra vida y si continuamos en la vía también acaba el Kyudo, ya no nos servirá de nada el arco, ni las flechas, ni la ley del tiro, ni los grados, ni toda la literatura que hayamos leído sobre el Kyudo, ni realmente sobre cualquier cosa, Si la muerte no es súbita, llegaremos casi desnudos, solo con lo que hayamos vivido, aprendido e interiorizado, ese será el momento de nuestro ultimo examen ya no hay más pruebas a pasar, es la definitiva y deberíamos estar preparados para afrontarla con el mejor espíritu.


El Kyudo es la vida y ésta un día inexorablemente termina, pero lo aprendido por el camino, lo vivido, habrá sido lo realmente interesante.


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miércoles, 26 de agosto de 2009

El Dojo


Las circunstancias han hecho que tenga la responsabilidad del correcto funcionamiento de un dojo de Kyudo, no es tarea fácil, aunque afortunadamente el dojo al que pertenezco funciona bien.

Dojo es el lugar “de la vía” del Camino, el sitio donde practicamos Kyudo. El termino Dojo es utilizado comúnmente en el mundo de las artes marciales, de algunas actividades de Japón, del budismo y de la práctica del Zen, pero entender que es un dojo a veces no es tan fácil.

Generalmente en Japón, los dojos son lugares fijos, son lugares establecidos y que ya contienen todo lo que un dojo tiene que tener, hablo de su contenido físico o espacial, es decir Kamiza, Shimoza, Shinden etc. Pero en occidente y más en nuestro caso, los dojos se suelen montar y desmontar, o son lugares compartidos con otras actividades que nada tienen que ver con un “camino”. Esto hace más difícil cambiar nuestro pensamiento y convertir de manera automática, por ejemplo, un polideportivo en un dojo y adoptar las reglas que en un dojo deben ser respetadas por todos.

Existen listas de cosas correctas e incorrectas en un dojo, sobre el sensei, los miembros del dojo, los comportamientos de respeto, lo prohibido y lo permitido, pero hacer listas siempre es añadir cosas innecesarias u omitir cosas importantes, creo que un dojo debe de funcionar sin listados, solo con la comprensión de lo que un dojo representa y la aceptación de que el respeto y la etiqueta son las únicas reglas a aplicar, todo lo demás debería ser sencillo, me gusta la descripción que Onuma sensei Hanshi 9º dan hace de un dojo de Kyudo:

“Un Dojo de Kyudo puede ser sencillo o grandioso, cualquier sitio con una diana colocada ante de un montón de suciedad, o un complejo hecho en un santuario o un templo.

Pero tamaño y diferencias arquitectónicas aparte, todo verdadero Dojo de Kyudo tiene una cosa en común: No es simplemente un lugar donde disparar flechas; Son lugares para contemplar la condición verdadera de uno mismo (del “yo”). Consecuentemente, en el momento en que entramos caminando en el Dojo debemos estar preparados para dejar atrás nuestras preocupaciones mundanas y entrar en un serio estudio.
El Dojo es un lugar de encuentro para personas con valores comunes y un propósito común. Por consiguiente, cualquiera que entre en el Dojo se adhiere a un estándar común de comportamiento basado en el respeto, la armonía, y la simple etiqueta.”

Ya sobran los listados de que hacer cuando se llega, cuando se monta el dojo, cuando se termina la práctica, de quien hace tal o cual cosa… el dojo es un lugar común donde se práctica un propósito común, si esto se realiza con el debido respeto a los demás y manteniendo la cortesía y la etiqueta que el sentido común ya debería dar, pertenecer o practicar en un dojo debería ser tarea fácil.

Pero siempre veo en muchos dojos demasiado relax, la gente se despista, se marcha, va y viene con alguna buena excusa, descansa porque la práctica le cansa y a la hora de trabajar hay siempre caras que miran hacia otro lado, esto son comportamientos incorrectos.

Quizá habría que retomar la vieja costumbre japonesa de limpiar el dojo antes y después de la práctica, esta limpieza era realizada por todos los miembros del dojo y eso refuerza la idea de que un dojo es el lugar común, el lugar de todos, y que todos, deben mantenerlo y cuidarlo, no es solo obligación de los que enseñan o del dojo cho.

El dojo no es un gimnasio, donde uno paga y se marcha, donde “en el precio” va todo incluido, en un dojo no hay nada incluido se debe soportar y mantener por todos los que practican el Camino.
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domingo, 12 de abril de 2009

Kyudo y Budo


El primer libro que leí sobre Kyudo fue “Zen En El Arte Del Tiro Con Arco” de Herrigel , yo creo que la mayoría de practicantes de Kyudo lo hemos leído en algún momento de la vida.

El titulo, si estamos interesados en las filosofías orientales, hay que reconocer que está hecho a medida de lo que nuestra mente occidental desea, ZEN y ARTE.

EL Kyudo se clasifica como un “arte marcial” y al leerlo intuimos zen, porque Herrigel habla de ello en su libro, son elementos que levantan la curiosidad y a algunos nos sirve para acercarnos al Kyudo. Si decidimos iniciarnos en su práctica, empezaremos a aprender técnica, movimientos y rituales, nos vestiremos al estilo japonés con la Hakama y el Dogi y así iremos aprendiendo.

La ilusión de que hacemos algo Zen dentro de este arte marcial, es solo eso, ilusión, porque todavía no hay nada mas que conceptos puramente técnicos, por mucho empeño que pongamos el Zen no aparece, o al menos ese concepto de Zen que solemos tener en occidente, ese “aquí y ahora” tan utilizado, pero que requiere de un largo camino y de mucho tiempo, muchos años, una vida.

La práctica del Kyudo, ha despertado algunos aspectos de mi conciencia que no hubiese imaginado y también me ha hecho plantearme algunas cuestiones, a saber… Porque se le llama arte marcial y donde está el Zen al que Herrigel se refiere en su famoso libro.

En el manual de Kyudo, no hay ni una sola referencia a esos dos conceptos, ni Zen ni Arte, entendidos como lo expresa Herrigel en su libro, esta solo Zen como bondad, y Arte como una mala traducción de la palabra japonesa Budo.

Para mi Kyudo es simplemente Budo, y el Budo es un camino, no un arte. Uno no se convierte en artista del Kyudo, aunque entiendo que “las artes marciales” expresen una manera de entender la vida y sus movimientos o katas denoten belleza, por lo que es arte de alguna manera, además de que arte es también técnica, pero eso es semantica.

Entendiendo el Kyudo como Budo, todo es más fácil, Budo es un camino y un camino que proviene del Bushido, del camino del guerrero. En el ultimo seminario del que he regresado el Lovaina (Bélgica) Tsuyoshi sensei dirigiéndose a los asistentes recomendó recordar el Bushido, y algunos de sus valores que son de aplicación en la vida.

El camino del Guerrero, del Samurai, ya no tiene actualmente el sentido de actividad preparatoria para la guerra, pero el Budo recoge muchos de los aspectos de ese camino y ahí sí que hay Zen, hay momento, hay ahora, hay calma mental, se habla de Ki, de suki, de honor, de consciencia, de actitud interior, de concentración, de espíritu, de muchas característica y virtudes interesantes aplicables a la vida.

Ha cambiado el campo de batalla, ahora el lugar del combate es la vida cotidiana, donde hay conflictos, discusiones, situaciones que requieren de un buen espíritu y de una correcta actitud, ser justo es difícil en la actualidad, y también difícil de definir el término “justo”, todos tenemos interpretaciones diferentes, aunque yo creo con que ser justo, es decidir de acuerdo a unos principios de los que no tenga uno que sentir vergüenza de lo que ha hecho, o saber que no ha actuado incorrectamente y no ha cumplido reglas o acuerdos sociales por motivos poco limpios.

Tender a ese comportamiento justo es buscar un elevado ideal humano, pero no somos perfectos, cometemos errores, Buda y otros grandes hombres también debieron cometerlos.

El Kyudo fortalece el espíritu, pule la mente, despierta la conciencia, la prepara para actuar ante situaciones adversas de manera tranquila, enseña a no rehuir el enfrentamiento si esta guiado por la justicia, igual que el Bushido prepara para el combate y para la muerte.

Ya no digo nunca que el Kyudo es un Arte Marcial, digo que es BUDO y tampoco hablo de Zen, simplemente intento vivir el momento, bueno o malo, es el ahora, aplico la concentración en mi práctica, en mis actividades cotidianas, en mi trabajo y en el ocio.

Dice Taisen Deshimaru que “el Zen y el Do (la vía) se mezclan en armonía. Por eso casi todos los grandes maestros Zen hablan de DO y no de Zen”.
Ahora tengo el Kyudo mejor definido, los conceptos más claros, pero eso en nada altera su práctica, que sigue siendo dura, muy dura, aunque enormemente gratificante.


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martes, 10 de marzo de 2009

El camino del Kyudo


El Kyudo es un camino, la propia terminación “do” ya lo expresa, eso sí en japonés, pero yo siempre tengo mis dudas sobre su significado correcto cuando pronuncio o cuando me hablan del camino.

Si voy a una librería, siempre me resulta curioso ver el apartado o la zona dedicada a los libros “esotéricos”, generalmente llenos de gran cantidad de filosofías, caminos iniciáticos, métodos curativos, salud, religiones conocidas y desconocidas, chamanes, libros de cómo ser feliz y vivir la vida plena, etc. La gama es tan extensa como el librero quiera, ni te cuento si ya entras en una librería “especializada” en el tema, para aburrir.

Y la verdad es que me aburre, intento evitar siempre que puedo esas áreas, creo que están llenas de basura literaria, libros que repiten hasta la saciedad tópicos y que cuando los lees o son tontos o incomprensibles, hay excepciones claro pero son rarezas.

Pero mi reflexión, vuelve al Kyudo, mi camino, lo demás en este caso no me interesa.

Cuando empecé a practicar Kyudo, lo hice de manera casual, atraído por una actividad que me gustaba sin saber muy bien porque, quizás su sencillez y belleza estética dejan entrever algo que yo no alcanzo a concretar, pero si lo hace mi inconsciente, o tal vez no, es igual.

Empecé “el camino” del Kyudo, un aprendizaje sin literatura, sencillo que me interesaba y gustaba aprender, me preguntaba a menudo porque practicaba Kyudo, una vieja pregunta obligada que te hacen en los exámenes de grado, y no otra actividad de las muchas que hay por este mundo.

Yo a día de hoy sigo sin saber con certeza porque empecé a practicar Kyudo, pero tampoco me importa demasiado, lo que ahora sé es porque sigo practicando Kyudo y eso si es importante.

Todos tenemos curiosidad existencial, necesitamos conocernos algo más, investigar en nosotros mismos, descubrirnos un poco y eso se puede conseguir en la vida habitual, en el “camino de la vida”, pero a veces no es suficiente, la vida cotidiana es demasiado errática y rápida, no ofrece demasiadas oportunidades para buscar en uno mismo, hay trabajo, problemas, un ritmo de trabajo impuesto y la mayoría de veces algo frenético… malas premisas para intentar investigar en uno mismo, por eso la necesidad de buscar un camino diferente.

El Kyudo es un pequeño universo donde uno se explora, se aisla y medita, es uno de mis caminos, pero no el único, sí el más importante, porque de él, con su sencillez, salen las mejores enseñanzas para mí, que son fácilmente aplicables a mis otros caminos de la vida, todo se vuelve más sencillo, y ese logro es por aprender con el cuerpo y no con el intelecto, leer en abundancia sobre filosofías o caminos iniciáticos en mi caso solo atascan mi cabeza.

En el Kyudo al aprender con el cuerpo, se toma consciencia de él y se aprende a sentir y percibir, sin filosofía, sin intelectualizar nada, sin ir más allá del cuerpo.
Leí que el 90 % de las personas que empiezan a practicar Kyudo lo dejan, no me extraña y lo veo normal, practicar Kyudo ofrece pocas cosas al principio, la belleza e ilusión que atraen al principio se diluyen rápido, en cuanto aparecen las dificultades de enfrentarnos a nuestras limitaciones y ver por delante un camino interminable y sin final.

O’Brien sensei en unas reflexiones que leí lo expresa muy bien:

“En Occidente, tenemos la tradición de ver el intelecto como superior al cuerpo. Incluso aún cuando experiencias superiores lleguen a través de él, se lo sigue viendo simplemente como una herramienta. En las tradiciones orientales ésta división no existe y el cuerpomente se considera un fenómeno total incrustado en la realidad, con igual valor en todas sus partes. Todo se convierte en sagrado. Es muy difícil trasladar estas ideas a Occidente, porque tenemos una particular definición cultural de espiritualidad y conciencia religiosa, e incluso mistificamos una disciplina como el Kyudo con un halo esotérico, o lo tratamos de una manera demasiado utilitaria que niega el abandono a una realidad superior. Mi experiencia en Japón fue que el Kyudojin no habla sobre la filosofía del Kyudo, presumiblemente porque en realidad no hay que hablar sobre ello. La Belleza y la Verdad deben de ser experimentadas en el tiro.”

Estoy en un punto del Kyudo en el que voy entendiendo mejor que estoy haciendo, que compromisos tengo y hacia donde camino.


Voy a seguir por él espero que muchos años, sin abandonar mis otras realidades igualmente placenteras. El más allá no me interesa, a mi lo que realmente me gusta a rabiar es “vivir” y además VIVIR con mayúsculas, de manera divertida, el morir cuando llegue lo acepto, esta en el guión.

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martes, 27 de enero de 2009

Organizaciones y Kyudo


Hace ya diez años que práctico Kyudo, son solamente diez años y a pesar de ese corto periodo de aprendizaje mi evolución personal y por reflejo, social, ha sido para mí interesante y mi punto de vista sobre muchas cosas ha cambiado considerablemente.


Para los que nada saben del Kyudo, le parecerá extraño, incluso para los que lo practican, pero no como un camino, sino como una actividad placentera o como un hobby, les puede sonar raro, pero ha sido así.


Desde que empecé sin saber muy bien el porqué a practicar Kyudo, he dado muchas vueltas, mis pensamientos y reflexiones han ido cambiando, evolucionando, a veces incluso con pensamientos contradictorios, pero poco a poco todo se va ordenando, ¿será la evolución natural del Kyudo?, no lo sé, pero hay algunas cosas que se han afianzado ya en mí. No me gusta emplear la frase “lo tengo claro” porque es difícil tener esa claridad, la frase se suele emplear con mucha alegría y en exceso, pero ahora hay cosas que veo con más claridad.


Una de esas cosas que he aprendido es la poca importancia que tiene en el Kyudo el mundo del asociacionismo o de organizaciones similares, federaciones, clubs, etc…
Intentar meter el Kyudo en una organización que se rige por normas legales, reglas y Asambleas es difícil, no es imposible, de hecho así funciona ya en todo el mundo, pero es bastante complicado.


El Kyudo viene de un mundo de honor, con una organización diferente, El Dojo, El Sensei, los Sempais, la disciplina y los valores, para nada hay leyes escritas, hay algunas reglas, algunas normas que son usuales en la cultura tradicional japonesa y no mucho más.


Al tener que hacer una organización que de al Kyudo legalidad social, aparecen problemas, hay que intentar escribir las normas no escritas, las leyes jamás pronunciadas y especificar las buenas costumbres, eso debería ser poca letra, porque más que leyes son conceptos y difíciles de encofrar en Artículos legales.


Además son de obligado cumplimiento todos los artículos y el modelo de organización que las correspondientes leyes asociacionistas en cada país imponen y eso si que es difícil de conjugar. Son dos mundos aparte.


Pero los problemas que surgen de esa Organización del Kyudo, son interesantes, no siempre agradables, pero aportan aprendizaje y también capacidad de autoanálisis, darse cuenta de cómo le afectan a cada uno sus reacciones, sus enfados, sus obligaciones, su capacidad para decidir. Todo ello no es Kyudo, pero si es vida cotidiana y la vida cotidiana, si está presente en el Kyudo, mejor dicho está presente la actitud deseable en la vida cotidiana, está en el Manual de Kyudo Vol I, se llama Heijōshin, “ la mente ordinaria habitual que se relaciona con las circunstancias de forma calmada y armoniosa” .


Los conflictos también son una valoración de ese estado ideal, yo de momento no lo consigo, me afectan las cosas y a veces me molestan las decisiones que tengo que tomar, tambien me enfado. No como antes, bastante menos, pero es igual que en la práctica cotidiana del Kyudo, surgen las mismas cuestiones, las mismas reacciones y reflexiones pero hay que actuar de la misma forma, sin que sea una barrera que impida evolucionar, es solo como un mal tiro o un mal sharei, se aprende, se olvida y se continua, al fin y al cabo Heijōshin es una meta, y para conseguirla o acercarse lo más posible a ella, solo cabe continuar con la misma actitud con la que realizo mi Kyudo, sin abandono, sin ego, con constancia, con tesón, evitando enfadarme o arrepentirme de lo que he hecho, si lo he hecho con convicción.


Pero eso sí, para intentar conseguir llegar a ello, no hay ni camino fácil ni fácil trabajo, al contrario, hay muchas dificultades, hay que tomar decisiones y decir cosas que a veces no gustan y que además pueden estar equivocadas, pero vivir con todo ello es aprender, importante para después poder desaprender, lo que nunca hay que hacer es abandonar, eso es pararse.


Pero cada uno se para cuando quiere, el camino no es obligatorio.

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